No es algo exclusivo de ninguna localidad. Son innumerables las ocasiones en las que a lo largo de un día, una persona puede pasar por una calle o una plaza bautizadas con un nombre que en realidad no conoce. No sabe si ese nombre y apellidos que están puestos en la placa correspondiente pertenecen a alguien que se dedicó a la política, el arte, la historia, el deporte, la economía... Es más, la mayor parte de las veces, nadie tiene tiempo ni siquiera para preguntarse por un segundo qué hizo ese vecino o vecina para tener el honor de que su ciudad o pueblo le haya dedicado un espacio de su suelo urbano. La utilidad del callejero prima sobre otras intenciones.
Un buen día, la conversación con un taxista de la capital alavesa y la controversia sobre la verdadera profesión de quien daba nombre a la calle de destino fue la chispa para construir el proyecto que desde ayer se ha convertido en la exposición Gasteizko 33 kale. Pintores y escultores en la ciudad, que se podrá ver hasta el próximo 5 de junio.
Como bien dice el título, son 33 los pintores y escultores que cuentan con una calle o una plaza en Vitoria. La mayoría alaveses o vascos. Pero también hay artistas como Salvador Dalí o Pablo Picasso. Cosas de los políticos que deciden estas cuestiones, que a veces no se sabe muy bien con qué criterio actúan. Más allá de eso, la propuesta es sencilla de explicar: se trata de reunir en un mismo espacio una obra, como mínimo, de cada uno de ellos, aunque en realidad en el caso de varios se ha podido contar con más ejemplos de su trayectoria. De hecho, son 76 las piezas que marcan el recorrido que propone la muestra.
Adrián Aldecoa, Ángel Sáenz de Ugarte, Clemente Arraiz, Fernando Amárica, Gustavo de Maeztu, Ignacio Díaz de Olano, Jesús Apellániz, José Luis Gonzalo Bilbao, Mauro Ortiz de Urbina, Miguel Jimeno de la Hidalga, Obdulio López de Uralde, Pablo Uranga, Ricardo Sacristán, Salvador de Azpiazu, Teodoro Dublang, Vicente Abreu, Domingo Beltrán de Otazu, Isaac Díez, Aurelio Vera-Fajardo, Carlos Sáenz de Tejada, Carlos Ymbert, Gerardo Armesto, Juan Ángel Sáez, Mauricio Valdivielso, Tomás Alfaro Fournier, Joaquín Lucarini, Lorenzo Fernández de Viana, Antoni Tàpies, Rafael Alberti, Juan Gris y Gustavo Doré, además de los ya mencionados Dalí y Picasso, conforman esta singular colección del callejero que sustenta una propuesta con un triple objetivo.
Por un lado, redescubrir estos artistas a aquellas personas que los conocen pero que los tienen ya guardados al fondo de la memoria, recordarles quiénes fueron y animarles a seguir conociendo lo que crearon. Por otro, dirigirse tanto a las nuevas generaciones como a los visitantes que lleguen fuera de Álava y que no saben nada de estos artistas, a pesar de pisar de manera diaria o tal vez ocasional las calles y plazas que llevan sus nombres (o, incluso, vivir en ellas). Y también, la muestra quiere ser una cierta llamada de atención al Ayuntamiento de Gasteiz puesto que, como ayer explicó Fernando Martínez de Viñaspre (responsable del proyecto) son varios los creadores que no tienen el mismo honor que sus colegas aunque cuentan con méritos suficientes para ello. Por cierto, como cualquiera puede observar, no hay ni una sola mujer que se haya dedicado ni a la pintura ni a la escultura que la capital alavesa considere a la altura de su plano. Curioso que en pleno siglo XXI eso siga así.
Más allá de ver si el Consistorio termina recogiendo el guante en algún momento (claro que también lo debería hacer con otros creadores locales de distintas disciplinas), lo cierto es que esta exposición quiere ser también un testimonio de casi tres siglos de arte en Álava, de los cambios producidos, de la presencia de diferentes géneros y estilos... un abanico de las transformaciones que, en algunos casos, también reflejan los cambios sociales y urbanos. Así se puede percibir en pinturas, esculturas y fotografías, aunque también se incluyen en el recorrido tanto catálogos artísticos como biografías de los autores citados. Creadores, por cierto, que en muchos casos estuvieron vinculados con la Escuela de Artes y Oficios, que, cabe recordar, hasta finales de la próxima semana está también exponiendo en la sala Luis de Ajuria (justo encima de la Sala Fundación) a través de varios de sus alumnos de pintura y escultura.
Para construir este recorrido, la exposición ha recurrido tanto a los propios fondos de la Fundación Vital como a colecciones privadas sin olvidar el préstamo que ha realizado el Museo de Bellas Artes de Álava concretado en 14 obras, así como la cesión que, a través del Obispado de Vitoria, se ha llevado a cabo de una escultura, o la aportación del Archivo Municipal Pilar Aróstegui. Piezas de un puzzle que no necesita de un plano para ubicarse. Nombres que remiten a calles y plazas que también significan arte.