“Yo no hago música para los ojos; la hago para los oídos”. Viniendo de Adele, cantante británica y superventas en medio mundo, la frase podría tomarse como una máxima. Pero como sabemos que la música es algo más que la aritmética de los sonidos, le otorgamos, además, el don de sugerirnos paisajes, personas e incluso escenas de un largometraje. No es ciencia-ficción, y para ello basta con tener un gramo de imaginación y cierto bagaje de vida. Lo demostró el viernes el director getxoztarra Fernando Velázquez ante una inquieta audiencia de más de 300 escolares, marabunta de afortunados que pudieron escuchar en primicia algunas de las piezas musicales que acompañarán la segunda entrega de las aventuras cinematográficas de Zipi y Zape, titulada La isla del capitán.

La cita tuvo lugar en El Auditorio del Conservatorio Juan Crisóstomo de Arriaga, en Bilbao, donde Velázquez llevaba recluido cuatro días, en compañía de la Bilboko Orkestra Sinfonikoa. Aunque ya se han estrenado otras veces con cortos e incluso con musicales (Blancanieves, de Emilio Aragón), es la primera banda sonora completa que interpreta la BOS en sus casi cien años de historia. Borja Puyol, director técnico de la Orquesta, se mostraba admirado con el recinto y complacido con el rendimiento de los músicos. “El del Conservatorio es un edificio estanco que ya habíamos probado hace años, acompañando a un guitarrista japonés; tiene una sonoridad magnífica”, reveló Puyol. “Los músicos están encantados -subrayó- y dicen que Fernando (Velázquez) es muy profesional; aseguran que lo lleva todo milimetrado”.

Y es cierto. En estos casos apenas hay lugar para la improvisación. “La banda sonora está totalmente supeditada a la imagen”, comentaba el propio compositor, que durante estos días se ha afanado por contagiar su ímpetu y su energía a la orquesta bilbaína. “Ha sido una experiencia preciosa, son unos músicos excelentes y me ha sorprendido su actitud; creo que con el paso de los días y con los distintos ensayos hemos ido mejorando poco a poco, hasta conseguir un resultado óptimo”. Lo dice el autor de delicadas bandas sonoras, como las que compuso para Lo Imposible, El Orfanato o Mama.

Al compás de la frágil batuta de Velázquez, batallando con redondas y blancas, con corcheas, fusas y semifusas, medio centenar de músicos han completado un trabajo intenso, marcado por los dictados rítmicos del propio filme. “En la película hay tristeza, alegría, hay momentos de relajo, algunas sorpresas y mucha aventura, y todo eso es lo que tenemos que reflejar en la banda sonora”, relataba Velázquez, quien adelantó que la segunda entrega de Zipi y Zape promete “emociones más profundas y mucha acción”.

experiencia mágica Cuando se completa un proyecto fílmico, la banda sonora es la pieza que cierra el puzzle. Con la película grabada y editada, el compositor se esmera en cuidar los tonos y el ritmo de cada melodía. Así, andamentos, allegros, adagios o vivaces se turnan, simulando emociones, situaciones e incluso paisajes. “Es la magia de la música”, remarcaba ayer Fernando Velázquez ante su audiencia, a la que invitó a imaginar secuencias siguiendo las directrices marcadas por la propia música. Además, el compositor descubrió algunas de las artimañas que utiliza a la hora de componer este tipo de piezas: “A veces, para imaginar una melodía me baso en el título o en alguna frase clave de la película. O recurro a lo que no falla, como por ejemplo al 2x8, que desde hace 200 años suena a aventura”.

La clase didáctica también tuvo su ración práctica, porque tras cada explicación, el joven pero experimentado director de Getxo demandaba una pieza a la BOS, que complacía con creces al maestro. Además, los niños y las niñas participaron cantando (de forma irregular, todo sea dicho). ¿El resultado? Una mezcla de sonidos y armonías que remiten a Parque Jurásico y a La Guerra de las Galaxias, melodías capaces de sacar el espíritu lírico del menos lírico de los mortales.

Para terminar con el ensayo didáctico, la BOS obsequió la pieza final de la película a sus ilustres invitados, que cerraron con sonoros y efusivos aplausos una experiencia de película.

Producción de MOD Producciones, Zeta Cinema, Atresmedia Cine y Kowalski Films, película dirigida por el santurtziarra Oskar Santos que Buena Vista Internacional estrenará en cines este verano.

Está protagonizada por Elena Anaya y los jóvenes Teo Planell y Toni Gómez, que dan vida a los dos traviesos mellizos en esta nueva entrega. La primera, ‘Zipi y Zape y el club de la canica’, fue la película más taquillera del Estado en 2013; además, obtuvo un gran éxito en varios festivales internaciones.