Bilbao- Su vida tiene luces y sombras; sus episodios familiares han llenado páginas de revistas del corazón y horas de televisión. No hace borrón y cuenta nueva, pero quiere volver limpio y dispuesto a demostrar que lo que cuenta es su voz. No rehúye ninguna pregunta, pero algunos temas dolorosos prefiere dejarlos de lado.
¿Por qué le llaman Chiquetete?
-Es una historia larga y te la voy a resumir. Mi abuelo, cuando era chico, con doce o trece años, se escapó varias veces de su casa; creo que las relaciones con su padre no eran muy buenas. Llegó a Algeciras y una señora valenciana que tenía un bar, no sé cómo decirlo para no herir a nadie, esos bares donde iban hombres y mujeres... Y ya sabemos?
¿Un club de alterne?
-Más o menos, pero era abierto a la calle, se abría a partir de las cuatro de la tarde y esa señora valenciana, cada vez que había una fiesta en su bar, porque no siempre se iba a buscar allí señoras...
No me diga que su abuelo iba a esa edad de clubs de alterne.
-Claro que no, cantaba allí. La señora decía: Llamad al Chiquetete.
Y usted se quedó con el nombre.
-Cuando yo empecé a cantar, en aquella época, nadie tenía teléfono, solo había un señor en Triana que lo tenía. Allí llamaba mi representante y decía, por favor, sería usted tan amable de llamar al Chiquetete.
¿Le llaman por su nombre de pila?
Unos me llaman gordo?
¿Gordo?
-Sí, son los que más me quieren o yo más quiero, no son muchos; pero son los que de verdad me quieren.
¿No le molesta?
-Pues no. A partir de los trece años comencé a ponerme un poco gordo. No era de 130 kilos pero era un hombre con unas piernas de futbolista, con un pescuezo abultadillo, no era un gordo exagerado. En el colegio, de chiquitillo, me decían el Cortés.
Un hombre de éxito con las mujeres, ¿no?
-Tampoco ha sido para tanto.
¿Le hago una lista?
-No, por Dios, déjelo, que yo he sido siempre un tímido. El éxito que he tenido es porque las mujeres han venido en mi busca. Había amigos míos a los que les daba coraje y me decían, pero cómo se puede ser tan tonto y tan tímido. Te lo digo en andaluz, no he sido el tipo cachondo. He sido un hombre muy frío.
¿Frío? No es así como le pintan.
-Me han gustado mucho las mujeres, pero no he traspasado nunca ningún límite, eso jamás. Mi timidez ha sido tan grande que no he sido capaz de decir a una mujer que me gustaba, que qué bonita era?
Entonces, ¿y su historial?
-He sido seducido por las mujeres.
¿Alguna seducción cara?
-No. En el amor alguien tiene que dar el paso; si no soy yo, tendrá que ser ella. El tiempo que dura esa seducción, esa dulzura, ese bienestar, bienvenido sea.
¿Borraría a alguna de sus parejas de su vida?
-No. Si en un momento compensó esa relación, bienvenida.
¿No mira hacia atrás?
-Claro. Es normal que ahora repase mi vida y piense, joder, hasta ahí no tenía que haber llegado, en que mala hora llegué yo a este sitio. Pero todo tuvo su momento. Hay veces que te acuerdas de cosas y dices, hay qué ver dónde me metí. Es cierto que han pasado en mi vida cosas tan fuertes que ahora no habrían sucedido, pero puede que en todo lo malo puedas buscar un segundo que mereció la pena.
Padre de familia numerosa, ha tenido que mantener muchas bocas, ¿no?
-Estoy muy contento con todos mis niños. En mi vida he tenido luces y sombras. Soy un hombre feliz.
Dicen que la felicidad no existe.
-A ratitos sí, créame. He tenido momentos muy felices, pero soy consecuente y sé que me he equivocado y no he sido feliz.
Así que reconoce sus fallos.
-Y los acepto, soy humano. Todo aquel que no acepte sus fallos pierde un poco de humanidad.
¿Sigue sin tener relaciones con Isabel Pantoja, su prima?
-Hace muchos años que no me hablo con mi prima, pero si le ocurre algo muy fuerte delante de mí, el primero que sale a defenderla soy yo. Somos sangre directa.
Su exmujer, Raquel Bollo?
-Ya, no es un tema que me guste.
Lo entiendo, dice cosas terribles de usted.
-Pregúntele usted de qué come y eso responderá a sus preguntas.
¿De haber vivido con usted?
-Está claro, ¿no le parece? Pero es igual, el tiempo es un juez infalible y pone a cada cual en su sitio. Yo no tengo por qué sentirme mal, al contrario. Que digan lo que sea, a mí la vida me ha dado más de lo que esperaba. Soy feliz porque puedo cantar, no necesito otras cosas.