vitoria - Y ya lo han hecho. Al fin han conseguido materializar su idea: constituir un ente que les permita consensuar propuestas y habilitar una interlocución con las instituciones. Lo han llamado Mesa Sectorial de la Cultura en Álava para la Creación Contemporánea y ayer, en la tercera reunión de la comisión provisional, acabó por formalizarse. El objetivo es dotar de una sola voz a todos los agentes del sector en el territorio. Creadores, galeristas, activistas, gestores, docentes, coleccionistas, bertsolaris... Porque hace falta. Demasiada. Si de algo se han quejado siempre todos ellos es de que los políticos nunca han terminado de apostar ni de manera firme ni de la más adecuada por esas disciplinas que construyen una sociedad crítica, formada y democrática, pero también han tenido que reconocer que tampoco habían tenido una representación unida a la que dirigirse. También en este mundo hay viejos clientelismos, visiones parciales e interesadas.

Pero nunca es tarde. Y, además, el punto de inflexión que suponen el inicio de una nueva legislatura constituye un aliciente añadido para ponerse manos a la obra. Lo más complicado, que era ponerse de acuerdo para configurar la estructura y manera de funcionamiento ya está conseguido. El ente ha quedado dividido en dos tipos de grupos: por temas (becas, buenas prácticas, proyectos...) y sectoriales (en función de las distintas modalidades artísticas y de divulgación cultural). Esos equipos plantearán temas, fijarán prioridades, consensuarán las propuestas, bajo la coordinación del consejo, que será a su vez el que luego se encargará de trasladar las iniciativas a las instituciones y procurar ese diálogo continuado en el tiempo en el que el sector sea parte protagonista de las políticas que puedan llevarse a cabo. “Tanto en negativo, cuando haya algún problema, como en positivo. Queremos ser ese interlocutor válido al que puedan dirigirse, preguntar y contrastar opiniones en materia cultural, una figura colectiva que aporte una perspectiva actualizada y amplia”, dice Juan Ibarrondo.

Él es una de las personas que impulsó la puesta en marcha de la Mesa, junto con Natalia Albéniz, Breann Duarte, Iker Fidalgo, Carlos Lalastra, Iñaki Larrimbe, Nerea Lekuona y Fito Rodríguez. Antes de la primera reunión, presentaron un manifiesto con el que animaron a la gente del sector a “asumir una posición comprometida con la cultura en nuestra provincia” mediante la participación en esta iniciativa. Algunos de esos representantes se animaron, convencidos de la necesidad de “consensuar aportaciones básicas, con capacidad y fuerza suficiente” como para establecer esa ansiada interlocución y lograr avances, mínimos al menos.

Su impresión es que los grupos políticos arrancan la legislatura con un equipaje programático en el que “las políticas y los planes en materia de arte y cultura brillan por su ausencia o arrastran viejas inercias y trasnochadas fórmulas de acción”. Y el objetivo de la Mesa es convertirse en la herramienta necesaria para acabar con la “sempiterna batería de ejercicios de improvisación en esta materia”. Uno de ellos es, por ejemplo, Krea. Cerca de nueve años y 18 millones de euros de dinero público después de la rehabilitación del antiguo convento de las Carmelitas de Betoño, el centro artístico sigue sin funcionar. De hecho, no parece que haya intención de recuperar el proyecto. Un fracaso y un despilfarro que la Mesa va a abordar. Pese a ser consciente de las actuales dificultades presupuestarias de las instituciones, tiene claro que “no hacer nada no es una opción”.