En algunos casos, el camino es de ida y vuelta. En otros, la estancia es permanente. En ocasiones, la decisión de partir ha sido libre y sin condiciones. En otras, no ha habido más remedio. Aquí, era imposible desarrollar su trayectoria profesional con unos mínimos acordes con su calidad. En Alemania encuentran un país donde la cultura no es un extra, un añadido o algo prescindible. No es tampoco un camino de rosas, pero sí hay más posibilidades de abrir puertas y ser reconocido. Eso sí, en su propia tierra muchas veces son olvidados, como sucede con otros colegas que están en países como Francia o Inglaterra, por poner dos ejemplos.

En lo que se refiere al país germano, eso sí, llama la atención que la mayor presencia corresponde a los músicos. El último en emprender viaje, este mismo verano, va a ser Iker Sánchez Silva, director de orquesta nacido en Gipuzkoa aunque gasteiztarra de adopción. Él ya sabe lo que es estar en Alemania. Ahora regresa, en principio, para quedarse un año, aunque tal vez ese periodo sea mayor.

En 2016 coincidirá, aunque sea de manera temporal, con su colega Juanjo Mena, ahora con pie y medio en Inglaterra al estar al frente de la BBC Philharmonic. Sin embargo, su batuta ha sido reclamada por la Filarmónica de Berlín para dirigir la formación a finales de mayo del próximo año. Sin duda, un nuevo hito dentro de una trayectoria complicada de igualar.

Los dos nombres mencionados tienen también en común al Conservatorio Jesús Guridi (bueno, en realidad como todos), espacio del que no se puede separar el pianista Alfonso Gómez, aunque desde hace ya unos años su lugar de residencia esté en la ciudad alemana de Freiburg. Por fortuna, el intérprete siempre encuentra hueco para volver a su ciudad natal y por medio mundo lleva la música de compositores vascos de la mano del Ensemble Sinkro. Aún así, parece imposible que aquí encuentre el reconocimiento que sí tiene fuera.

Por parecida situación pasa el contrabajista Ander Perrino, otro músico de la capital alavesa que desde muy joven puso rumbo a Alemania. De hecho, poder verle actuar en Gasteiz sólo fue posible el año pasado gracias a Ondas de Jazz y uno de sus proyectos en este género.

Todos ellos, de todas formas, se mueven por el mundo sin solución de continuidad. En el país germano también ha conseguido dar grandes pasos Diego Martín Etxebarria, otro director de orquesta al que, por desgracia, muchos en su territorio consiguieron descubrir al ser nombrado pregonero de las últimas fiestas de San Prudencio. Algo es algo.

Claro que no sólo de músicos se trata. En el caso de la danza, pasa algo parecido. Allí consiguió desarrollar su carrera durante muchos años Arantza Susunaga, quien ahora despliega sus conocimientos en un Conservatorio de Danza José Uruñuela del que también salió, hace menos tiempo, una Aiara Iturrioz que ha conseguido hacerse un hueco en el Stuttgart Ballet. Son sólo unos nombres, hay más, pero valen como ejemplos de lo que Álava exporta o no sabe retener, según se mire.