Tenerife - El escritor Jesús Ferrero afirmó que nunca ha estado “tan desmoronado” el mercado literario y, sin embargo, el oficio de escritor “está de moda”, sobre todo en Internet, lo que convive “con una especie de autismo y de pereza” -también “una estupidez”- que es la de leer “poco” a los clásicos.
Jesús Ferrero señaló en una entrevista, con motivo de un taller de novela que impartió en la Escuela Literaria de La Laguna (Tenerife), que pasa algo “increíble” y es que aunque escribir es una profesión “más bien penosa, todo dios quiere convertirse ahora en escritor”.
La escritura se “ha democratizado totalmente en Internet y muchos quieren perfeccionar su estilo quizás no para escribir novelas, sino para tener más autoridad en la red”, precisó el autor de Bélver Yin, quien admitió que le da “gran pereza” el libro electrónico porque le parece “algo tosco” y a él le gusta “manipular los libros y subrayarlos siempre”.
Además, prosiguió el autor de Opium, Internet ha hecho accesible “en todas las versiones y todas las traducciones” a los clásicos y de esa manera “ha destruido, ha hundido totalmente” el mercado de publicaciones de fondo, del que vivían buena parte de las editoriales.
Un escritor está obligado a ser un “todoterreno” para sobrevivir y siempre ha habido autores “con una gran capacidad para captar las obsesiones de las masas y hacer best-sellers”, que para Ferrero normalmente resultan “muy facilones y hasta reiterativos”.
El autor de El efecto Doppler, mencionó que para escribir se necesita imaginación y una cierta capacidad de empatía con los demás, al tiempo que afirmó que no le preocupa cómo se le pueda considerar, pues llega un momento en la vida en que lo que más importa es ser auténticamente responsable con su obra.
No es que se empiece a ver “los días contados”, precisó, pero sí se percibe “el límite de la vida con más claridad que antes”. “Sé que la vida es un viaje, pero no tengo claro hacia dónde”.
El verdadero camino que van siguiendo sus novelas es el de sus “obsesiones” y así Las trece rosas surgió más que por interés en este hecho histórico porque le obsesionaba la vida como valor supremo. “Y todo lo que se pierde si te la quitan, sobre todo, si te la quitan joven”.
Ahora sus obsesiones son “sociales”, una gran inquietud hacia el futuro. “Lo que me preocupa es el problema de largo alcance, el del paro y generaciones perdidas y cómo Europa va a sostener este estado de injusticia y desigualdad, porque los que controlan el sistema caen en la ingenuidad de pensar que no va a ocurrir nada y van a controlar todas las fuerzas sociales, cuando hay una evidencia absoluta: en Europa, cuando abusas, lo pagas”, advirtió.
El escritor detalló que ha acabado un guión en francés para una película que no se ha rodado y trabaja en el de un filme español que no tiene nada que ver con su mundo, además anunció para el otoño la publicación de una novela, de la que no quiere decir nada.