Vitoria - Tras abrir la semana pasada la muestra fotográfica Gure jaiak de la mano del Archivo Municipal Pilar Aróstegui, Montehermoso sigue sujeto al lenguaje de la cámara, aunque en este caso sea en forma y fondo distintos. Desde hoy, el centro cultural recibe en la sala Jovellanos al gasteiztarra César San Millán, quien hasta el 6 de septiembre expone en lo alto de la colina el proyecto Arki Tektus (Lo oculto, elevado), propuesta en la que la arquitectura, o mejor dicho, quien la diseña toma el papel protagonista.
Espacios para vivir o para conservar patrimonio, lugares que fueron y que ahora se presentan abandonados, edificaciones modernas... Siete son las miradas que San Millán realiza sobre edificios que detrás tienen firmas de autores como Herzog & De Meuron, Francisco Mangado o Roberto Ercilla, nombres que ejemplifican el verdadero objeto del discurso del creador.
Como él mismo explica es el arquitecto el que está “en el foco de atención” de su cámara, ya que las propuestas de cada uno no dejan de ser “expresiones de su propia personalidad” con todas las dobleces y características de las que es capaz un ser humano que genera los elementos arquitectónicos retratados, la mayor parte de ellos ubicados en la capital alavesa, como el Bibat, pero también en el exterior, como es el caso del Central Signal Box de Basilea (Suiza). “Intento entender el valor interno del arquitecto, hacer ver la expresión de su vida”, desde una perspectiva “personal, mía, que también tiene sus incoherencias”.
“Si la fotografía relacionada con la arquitectura suele tener, sobre todo, una función documental, en este caso va más allá para entrar en el terreno de lo artístico con la intención de desvelar lo que está oculto”, apunta Araceli de la Horra, responsable de Montehermoso, quien, al mismo tiempo, recuerda que “más que una exposición, lo que hemos propuesto a San Millán es un proyecto”, una invitación al fotógrafo gasteiztarra para reflexionar sobre un momento concreto de su ya larga trayectoria sobre las dos variables ya mencionadas. Así, el autor “nos traslada a un mundo imaginario que da múltiples interpretaciones y sensaciones” que van más allá de lo que el ojo percibe, de lo práctico y evidente ya que “la técnica en estas imágenes está superada por la mirada del fotógrafo”.
Tomando como referencia las características de la sala de exposición, San Millán construye un discurso donde lo rotundo y lo inestable se conjugan. De esta forma, el fotógrafo vuelve a encontrarse en una exposición con el público que le es más cercano tras la muestra que protagonizó en 2012 en la sala Amárica. En este caso, además, y siguiendo con la fotografía como hilo conductor, sus pasos se acompañarán con la otra propuesta que Montehermoso abre hoy, llegada desde la colección de la Fundación Telefónica, más allá de que, como en el caso del proyecto del Archivo, fondos y formas poco tengan que ver.