el mundo empresarial y profesional de la radio genera muy pocas noticias sobre su actividad si la comparamos, por ejemplo, con el negocio de las televisiones, siempre pendiente de nombres propios, de novedades espectaculares o de productos sorprendentes. Diríase que el campo de la radio es un apacible balneario, mientras que las teles parecen enloquecidos manicomios donde agitación, cambio y novedad son circunstancias constantes y relevantes. El panorama de la radio introdujo el pasado miércoles, un cambio, si no revolucionario, sí interesante por su futura proyección. Un profesional como la copa de un pino, que lideró una radio pública ejemplar en la época zapateril, vuelve a la radio, en esta caso al sector privado de la mano de Onda Cero, emisora del grupo de Atresmedia, que ha visto la marcha de Carlos Herrera con un contrato millonario a la Cope y el objetivo declarado de quitar la segunda plaza en el ranking de audiencias a la emisora del grupo Planeta. En el mundo de la radio, el trasvase de figuras es el mecanismo natural de relevo y cambio. Saéz de Buruaga deja la Cope y se va a TVE, y en consecuencia Carlos Herrera se va a la Cope y abandona Onda Cero que llama a Juan Ramón Lucas, en una operación de más ruido que nueces, porque son fórmulas conocidas, reconocidas y con públicos cautivos. El tándem Alsina-Lucas puede producir una radio más denunciadora, mas participativa y despojada de recuas de comentaristas alineados con la derechona, cuando no, en la extrema derecha. La radio española, atragantada de éxito e inmensa satisfacción necesita aires frescos y renovadores y esta puede ser una buena oportunidad. Increíble pero cierto, Onda Cero a punto de virar al centro izquierda. Cosas de la vida.