santiago de compostela - El electricista Manuel Fernández Castiñeiras, condenado a diez años de cárcel por la sustracción del Códice Calixtino y de una suma mayúscula de dinero, elaboró la prueba más sólida contra sí mismo, la contenida en 36 diarios en los que narraba sus rutinas y las cantidades que robaba. Esta documentación evidencia el descontrol que antaño existía con el dinero en la Catedral de Santiago y muestra un expolio que se mantuvo en el tiempo y que se descubrió cuando la comitiva judicial registró el domicilio de Castiñeiras en Milladoiro (A Coruña), percatándose de los manojos de billetes guardados en bolsas, carpetas, mochilas y una pequeña caja fuerte.
El sexagenario Manuel Fernández Castiñeiras narraba en sus libretas todos sus pensamientos y desvelaba sus incursiones en el despacho de la administración del templo, así como el dinero que poco a poco él iba recolectando y las apropiaciones de billetes. - Efe