Vitoria - Comprar, usar y tirar. Así una y otra vez. Porque consumir sin parar parece para muchos ley de vida sin entrar a valorar si lo adquirido es necesario, cómo se fabrica, qué residuos genera... En torno a ese ámbito, Zirika propone desde ayer hasta el 8 de marzo en Ataria una reflexión artística, una crítica poética, un acercamiento no exento incluso de cierto humor, una exposición, en definitiva, bautizada como Friendly floatees.
El título no es casualidad. Hace referencia a un hecho sucedido en 1992, cuando 29.000 juguetes de baño infantiles, sobre todo patos amarillos, terminaron flotando en el Pacífico tras una tormenta que afectó al barco que los transportaba en varios contenedores. Eso sí, lo que en principio fue un desastre terminó convirtiéndose en un estudio sobre las corrientes marinas de la mano de dos oceanógrafos que se dedicaron a seguir los pasos de aquellos animales de mentira.
A ese suceso se unió, hace unos cuatro años, un acto tan cotidiano como estar en un bar y fijarse en las botellas de agua dispensadas a los clientes. Ahí, Zirika empezó a darle vueltas a un proyecto que busca “una crítica social” pero “desde un lenguaje poético”, como él mismo explica.
A partir de ahí, y siguiendo esa enseñanza de los patos flotantes de que un desastre puede ofrecer otras posibilidades no consideradas en un principio, el creador gasteiztarra estuvo recopilando unas 6.000 botellas de plástico azulo en bares tanto de la capital alavesa como de otros puntos cercanos para trabajar sobre los conceptos de producción, reciclaje... y la sociedad de consumo en su conjunto.
A estas cuestiones, la exposición se acerca a través de dos vías complementarias y relacionadas. Por un lado, una serie de fotografías que Zirika ha ido tomando a lo largo de los últimos tres años en espacios tanto naturales como urbanos en los que estas botellas interactúan con estos lugares, presentándose como objetos extraños al contexto donde son retratados pero manteniendo una relación estrecha, armónica.
Por otro lado, el artista realiza cinco instalaciones específicas para Ataria, tanto en su interior como también en el exterior. Zulos escritos en el suelo como metáfora de los vertederos, tornados que hablan también del retorno, cicatrices en la naturaleza o ligas azules para el Anillo Verde se van dando el relevo desde la entrada al centro de la interpretación de los humedales de Salburua hasta una de las charcas situada frente al mirador del centro.
“Nos hemos acostumbrado a usar y tirar y esta muestra pretende ser una reflexión sobre nuestra sociedad de consumo”, un debate abierto ahora a quienes quieran acercarse hasta la exposición que se podrá ver hasta marzo.