Vitoria - Una exposición para “divertirse, pasar un buen rato y enseñar a muchos jóvenes una época que no conocieron”. Con ese objetivo, la sala Fundación Caja Vital acoge desde ayer hasta el 1 de marzo la muestra ¡Quieto todo el mundo! Comienza la Movida, un viaje a través de la cultura, la moda, la televisión y el deporte a la década de los años 80 ahora que parece que la nostalgia de lo que se supone que fue parece instalada en muchos.
“Veo muchos recuerdos de una época feliz, de la que todavía hoy algo se conserva en nuestra sociedad”, dice el músico Jaime Urrutia. “La Movida sigue viva porque nosotros seguimos vivos”, apunta el crítico y periodista Jesús Ordovás. Y en parecidos términos se expresan varios de los invitados a acompañar el arranque de esta muestra, protagonistas, de una u otra manera, de un pasado cercano o lejano, según se mire.
La exposición, como queriendo seguir el espíritu de la década a la que está dedicada, es excesiva. Más de 1.000 objetos se adueñan del espacio de la plaza de los Fueros, un recorrido que, por momentos, abruma y donde se dan cita pinturas, trajes, fotografías, discos, esculturas, audiovisuales, fanzines, guiones de cine, títulos de la Liga de fútbol... y, como no podía ser menos, El coche fantástico original y una réplica de Naranjito. Es decir, el pack completo para los amantes de los recuerdos.
“Hubo muchas movidas, pero tal vez la nuestra, la que se tradujo en el rock radikal vasco la tenemos más cercana, por eso hemos preferido mirar a lo que sucedía, sobre todo, en Madrid”, describe Fernando Martínez de Viñaspre, comisario de la exposición. Aún así, más allá de la referencia a los inicios del modisto gasteiztarra Modesto Lomba o de la presencia de obras de autores como Rafael Lafuente o Gerardo Armesto, aparecen en el recorrido elementos referenciales a grupos alaveses como Potato o Cicatriz.
Sin ánimo de profundizar en ningún aspecto, aunque la música sea un elemento vertebrador de lo propuesto (no deja de tener su gracia, por ejemplo, el espacio reservado a Tino Casal en una sala ubicada justo en la plaza donde el cantante ofreció en unas fiestas de La Blanca un concierto todavía hoy recordado por muchos), la muestra intenta tocar diferentes aspectos. Desde las transformaciones políticas y sociales hasta la efervescencia creativa pasando por el fútbol, ¡Quieto todo el mundo! Comienza la Movida se convierte en un popurrí ochentero construido a base de donaciones de una larga lista de coleccionistas, entidades, empresas y artistas.
“No nos hemos querido olvidar de que los 80, como cualquier época, tuvo sus luces y sus sombras”, dice Martínez de Viñaspre, aunque, sin duda, el montaje de la exposición está planteado más como un abanico que toca “a poquitos”, como él mismo reconoce, distintas temáticas que como una profundización en los aspectos tratados. “Es una muestra muy propia para estos momentos de Navidad, algo para interactuar, hacer recordar y enseñar a los jóvenes”, señala.