alzulza - A Oteiza le interesaba todo, y en todo lo que se sumergía como investigador, creador e intelectual, se sumergía de lleno, muy intensamente. La música fue un arte que también despertó su interés, que activó su pensamiento y su estudio, una faceta poco conocida y analizada que ahora se aborda en una nueva publicación de la Fundación Museo Oteiza, Oteiza y la música. Esta monografía, que supone el volumen nº 3 de la colección Prometeo, ha sido escrita por la investigadora y profesora en Musikene Elixabete Etxebeste (Donostia, 1965).
La concesión, entre 2006 y 2008, de la Beca Itziar Carreño a esta investigadora constituyó el punto de partida de este trabajo, que se ha materializado en un libro cuyo objetivo es “dibujar la actitud, la intuición y la inquietud artística de Oteiza respecto a la música, y mostrar cómo se comporta ante esta disciplina un creador que contempla con naturalidad la translación de conceptos e ideas entre las artes”, señala la autora. La abundancia y el valor de la documentación analizada permitió revelar que “Oteiza estudió y se dedicó a la música mucho más de lo que consiguió mostrar”. El libro reproduce una selección de escritos y anotaciones, asociándolos entre ellos, contextualizándolos y complementándolos con informaciones que, además de ratificar el interés expreso del autor por la música, permiten hacer un seguimiento de las preocupaciones del artista en relación a esta disciplina. Oteiza y la música es una obra que se basa en documentos originales preservados en el Museo Oteiza y que, salvo excepciones, son inéditos. En la mayoría de los casos se trata de ideas y de reflexiones que no han sido pensadas para su presentación pública o publicación, carentes muchas veces de fecha, y donde Oteiza se expresa libremente, especulando sin tener en cuenta a un posible lector.
“En uno de sus papeles, Oteiza escribió: Jorge Oteiza deja la escultura para dedicarse al cine y la música electrónica. Y esa anotación me convenció de la necesidad de abordar esta investigación, confirmando la intuición de la que partía”, cuenta Etxebeste. En la biblioteca del artista se encuentran muchos libros sobre música tradicional vasca, pero también obras sobre teoría musical, etnomusicología, música electrónica, o música y cine. Además, en el museo se custodian cientos de documentos manuscritos y mecanoscritos que atestiguan reflexiones y proyectos alrededor del jazz, la música tradicional, la música clásica o las vanguardias del XX.
Del clasicismo de Beethoven, Mozart o Bach a compositores de la vanguardia española como Luis de Pablo y del serialismo integral, pasando por la música tradicional y popular, el fenómeno del bertsolarismo y la improvisación del jazz, “Oteiza lo escuchaba todo, y estaba al día de todo”, dice Elixabete Etxebeste, quien recoge en su libro los vínculos que el polifacético creador tuvo con compositores del entorno como Fernando Remacha, Luis de Pablo, Carmelo Bernaola, Agustín González Acilu, Francisco Escudero o María Luisa Ozaita.