Hace un par de años, dentro de ese proceso de incansable cuestionamiento que lleva a cabo Paraíso sobre su propio desarrollo, la compañía Premio Nacional de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud abrió en su sede de Abetxuko el proyecto KunArte, un centro de las artes destinado a la pequeña infancia en el que talleres, representaciones, encuentros... dan fondo y forma a una propuesta que a principios de este mes arrancó una nueva temporada. Eso sí, el grupo no sabe quedarse en lo ya conocido y testado y dentro de este marco ha querido involucrar en su apuesta a creadores alaveses de distintas disciplinas para unirlos.

El próximo sábado 25 se hará realidad la primera de estas colaboraciones multidisciplinares, una invitación hacia el exterior de la propia compañía que en esta ocasión han aceptado el músico Koldo Uriarte y el cineasta Ander Elorza. Paraíso les junta, les acompaña en el proceso de creación pero, al fin y al cabo, son ellos los que construyen y protagonizan Charlot jatera!, que presentarán a los espectadores de 3 a 5 años en dos sesiones que se producirán tanto a las 12.00 como a las 18.00 horas y que se completarán con un taller en el que el público pasará de la contemplación a la experimentación a través de distintos materiales.

“Esperemos que aplaudan”, ríe Elorza. “Con que no se duerman”, dice con una sonrisa Uriarte. Con ambos, Paraíso ya ha trabajado con anterioridad en el montaje Nómadas, “aunque entonces no tuvimos relación”. Ahora, eso sí, el planteamiento es distinto.

En él se unen dos circunstancias temporales. Una, que en 2014 se cumple el 125 aniversario del nacimiento de Charles Chaplin, de quien se toma como elemento vertebrador del espectáculo a su alter ego Charlot, que apareció por primera vez ante el público hace un siglo. “Pensábamos que es un personaje que tiene algunas cosas que son muy cercanas a los pequeños (...) Si pensamos en él, algunas de sus escenas más conocidas tienen que ver con la comida o con la falta de ella”, explica Pilar López, coordinadora de Paraíso, y es aquí donde entra la segunda cuestión que planea sobre la pieza, la capitalidad gastronómica. “Además de visibilizar ante los más pequeños a un maestro del cine mudo, también queremos lanzar la idea de que la comida es más que los pintxos; también tiene una vertiente artística. En muchas de las cosas que se han hecho en la capitalidad, se han olvidado de los más pequeños y creemos que nuestra responsabilidad es pensar lo contrario”.

A partir de estas premisas, “el reto, partiendo de las edades de los espectadores que van a venir, era cómo hacer para mantener la atención de ese público en concreto. Por lo tanto, se trata de elegir escenas cortas que tienen un inicio y un final, fragmentos que tienen una unidad en sí mismos pero que en global también cuentan con un sentido, una narración que las liga de manera sencilla”, describe Elorza. Él estará en el escenario junto a Uriarte, que irá improvisando sobre las teclas, al tiempo que interactuará con su compañero.

“Cuando Paraíso me propuso esta experiencia me dio una alegría porque mi relación con la música casi siempre ha sido a través de la improvisación”, describe el músico. El cineasta, por su parte, comenta que “me interesa mucho la alfabetización audiovisual. Por lo tanto, poder ver qué reacción tienen los niños ante esto es algo que me interesa mucho”.

Entre ambos, y junto a los espectadores, está Chaplin y su eterno personaje. “Charlot destila poesía, tiene una parte que está muy cerca de los pequeños y es lo que nos da el permiso para poder hacer este montaje aún sabiendo que es un riesgo. Pero en esta casa somos muy osados”, recuerda López.