Tras más de una década, parece imprescindible que, llegadas estas fechas, la capital alavesa cruce su camino con la exposición que cada año realiza la fundación World Press Photo seleccionando las mejores imágenes de su concurso internacional. Las cifras de la última edición del certamen casi asustan: 99.000 instantáneas realizadas por 5.754 reporteros gráficos pertenecientes a 132 países. Lo que, desde ayer hasta el próximo 13 de noviembre, acoge el antiguo Depósito de Aguas ubicado en el centro cultural Montehermoso es sólo una muestra de esa inmensidad. Eso sí, es lo mejor de lo mejor, instantes irrepetibles y premiados “que más allá de los números hablan de nosotros”, como explica Sander Swart, delegado de la organización nacida en Ámsterdam en 1955.

Conflictos bélicos, situaciones personales al límite, violencia de género, migraciones interminables, luchas contra la enfermedad... las temáticas son amplias y, en muchas ocasiones, se representan de manera directa, dura, desgarradora. También, como en otras ediciones, hay espacio para la naturaleza, para el deporte... aunque en estos casos, las miserias tampoco se esconden.

Al fin y al cabo, quien está detrás de la cámara tiene al otro lado un mundo capaz de lo mejor y de lo peor, igual que el fotoperiodista que mira. “World Press Photo nació y trabaja para promocionar los estándares más altos de esta profesión y en esa línea continua”, apunta un Swart que no desaprovecha la ocasión para recordar que la fundación a la que pertenece no sólo organiza su prestigioso concurso, “también lleva a cabo programas de educación en países en desarrollo no ya para mejor la técnica de los fotógrafos, sino para ayudarles a saber cómo protegerse, cómo estar más seguros”. No en vano, según sus cifras, en 2013 un total de 70 fotoperiodistas murieron en el ejercicio de su labor.

Gasteiz es una de las tres ciudades del Estado, junto a Madrid y Barcelona, que recibe una exposición que recorre 45 países llevando estas realidades de un único mundo resultado de observaciones subjetivas y propias que, sin embargo, tienen la habilidad de transmitir y compartir. Aún así, para que nadie se pierda, cada obra se acompaña de un texto en castellano y en euskera, una traducción que este año ha sido asumida por World Press Photo con lo que el promotor de la muestra en la capital alavesa, Paco Valderrama, ha podido destinar más dinero a tener abierto Montehermoso los domingos por la tarde.