No es, ni de lejos, un 1% de lo que la Fundación Sancho el Sabio, uno de los mayores archivos de temática vasca que existen en el mundo, guarda en su actual sede de Betoño, pero sí quiere ser un muestreo significativo de lo que guarda a disposición de investigadores, expertos, estudiantes, pero también público en general. Bajo el título El arte de guardar, la exposición que desde ayer y hasta el 28 de septiembre acoge la Sala Fundación Caja Vital pretende mostrarse tanto como un paseo por el centro como un homenaje a las personas que a lo largo de los últimos 50 años han trabajado en él. Medio siglo que, en realidad, ha servido para configurar el pasado y presente de una sociedad.
Fotografías, audiovisuales, carteles, pegatinas, libros, revistas, periódicos... la lista de formatos con las que trabaja a diario Sancho el Sabio, también de la mano de las nuevas tecnologías, es largo y así se refleja en una muestra que va a hacer que durante el verano la fundación tenga dos sedes en la capital alavesa, gran protagonista, junto con la propia Vital, de lo expuesto.
Desde incunables hasta las referencias de este mismo 2014, El arte de guardar se articula en tres partes que se relacionan con la propia historia de la fundación, sus tres localizaciones (Plaza de la Provincia, Palacio Elvira Zulueta y ahora en el antiguo cementerio de las Carmelitas en Betoño) y sus tres directores (Jesús Olaizola, Carmen Gómez y el actual Jesús Zubiaga). Y de su mano, se explica la propia evolución de la sociedad, con guiños especiales a Gasteiz ya que "sería imposible imaginar a Sancho el Sabio en otra ciudad que no fuera ésta", en palabras del actual responsable del centro.
Hoy, la fundación tiene 320.000 referencias informatizadas en fondos bibliográficos, 40.000 referencias informatizadas de archivos familiares, 10 millones de páginas digitalizadas, de las que dos millones y medio corresponden a fondos considerados de patrimonio bibliográfico y medio millón a documentos de archivos familiares, 100.000 publicaciones monográficas, 12.000 títulos de publicaciones periódicas (que incluyen alrededor de un millón de fascículos), 50.000 carteles, 10.000 pegatinas, 60.000 fotografías y un número incontable de hojas volanderas, folletos, tarjetas (desde pasquines de huelga, propaganda de elecciones, folletos de movimientos sociales?). Todo ello tiene su espejo en una exposición que parte de la base de mostrar un archivo que, frente a la idea de muchos, no es, ni éste ni otros, un espacio restringido al ciudadano.
Además de lo mostrado, todos los sábados habrá cuentacuentos de 19.00 a 21.00 horas destinados a todos los públicos, al tiempo que se ha editado un cuento infantil que ya está a la venta y cuyos beneficios se van a destinar a la edición de 2015 del Araba Euskaraz.