Atrás queda la idea de que la barba es sinónimo de dejadez. La apariencia más masculina, salvaje o incluso con un punto rebelde arrasa en los rostros masculinos llegando a considerarse fashion. Estrellas del celuloide han caído rendidos a la subcultura urbana hipster, reconocida por sus gafa pastas, camisas a cuadros, vaqueros ajustados, en una aura vintage y con el vello facial como elemento indispensable.
Esperando estábamos las mujeres que nos extrapolaran esta tendencia y dejáramos de vivir sin estar pendientes del pelo, ese elemento de la anatomía humana que crece en insospechadas zonas, cuando la cirugía plástica, un paso por delante y con la caja abierta, ha visto un nuevo nicho de mercado. El negocio, los implantes capilares faciales que consiguen una apariencia de frondosa barba por la módica cantidad de unos 6.000 euros.
La técnica consiste en injertar bulbos enteros de la parte posterior del cuero cabelludo a la parte menos poblada de la barba para que luego los pelos crezcan de manera natural. Las posibilidades de que el tratamiento funcione con éxito ronda el 90%, tras una larga intervención de siete horas. Nada si lo comparamos con los 139 días que un hombre invierte en su vida para afeitarse, según un estudio de la Universidad de Boston.
En cuanto al tamaño, el modelo estándar equivale a una longitud de tres o cuatro semanas sin rasurar, que cubre prácticamente toda la tez, o por el contrario, el popularmente llamado hombre lija, que es el look de tres o cuatro días sin afeitar, que es justo cuando brota el vello y oscurece la cara.
Y es que ya podemos olvidar a los metrosexuales que cuidaban el cuerpo cuales dioses griegos, porque la depilación masculina ha dejado de ser una moda para dejar paso al hipsterismo.
En el Antiguo Egipto era complemento de moda, las teñían y las trenzaban con oro, y en Grecia, la mayoría de las esculturas se esculpían con barbas, símbolo de virilidad.
La barba posee un efecto bufanda y te salva del catarro. Protege del sol entre un 90 y un 95% y reduce, en el caso de los asmáticos, su exposición ante el polen y polvo los síntomas de la enfermedad.
Es el mejor tratamiento antienvejecimiento porque evita que el agua salga de la piel y así la mantiene hidratada protegiéndola de las inclemencias del tiempo.