e l pasado mes de octubre Judas Arrieta volvió con su familia a Hondarribia, esta vez con el objetivo de cambiar la dinámica de vida que ha llevado hasta ahora: "Hemos decidido afincarnos en el País Vasco y seguir con proyectos en China", asegura el artista que durante la última década ha residido en Pekín y regresaba a Euskadi solo en invierno. Sin duda, uno de sus mayores logros en el gigante asiático ha sido el programa Goazen Txinara!, mediante el que una treintena de artistas vascos ha disfrutado de una beca de residencia allí. A pesar de haber cambiado su centro de operaciones, Arrieta pretende seguir adelante con su iniciativa pionera, por lo que actualmente está inmerso en la búsqueda de financiación para llevar a cabo la sexta edición, a ser posible, este mismo verano.
Entre los motivos para regresar, el hondarribiarra destaca el agudo encarecimiento de la vida en China, en contraste con la calidad de vida que ofrece el País Vasco en otros aspectos como el medioambiental. Aun así, el primer vasco en abrir un estudio en el país más poblado del mundo señala que "el balance es positivo". Por eso mismo, pese a que MA Studio -el taller de 200 metros cuadrados y techos de cinco metros que abrió en 2008- está actualmente cerrado, Arrieta asegura que el proyecto Goazen Txinara! podría realizarse perfectamente alquilando espacios "dependiendo de las necesidades del artista becado".
El creador guipuzcoano afirma que si este año no se consigue "el capital suficiente" para llevar a cabo la iniciativa continuarán intentándolo el año que viene; lo importante es "seguir en las mejores condiciones posibles", señala. Hasta ahora han contado con el apoyo del Gobierno vasco o Etxepare Institutua, pero las subvenciones han ido bajando progresivamente hasta el punto de "no poder trabajar en las circunstancias óptimas". "China es un país en el que sin dinero no se puede hacer nada. No hemos podido promocionar a nuestros artistas en las mejores condiciones, porque eso suponía un dinero que no existía", indica como una de las principales cuentas pendientes en el país asiático.
El acceso al mercado chino para un artista desconocido es complicado y, aun siendo bueno, es difícil exponer y vender obras. "Pekín es una especie de París, un centro neurálgico cultural, donde pasan todas las cosas. Primero tienes que ser reconocido ahí para poder trabajar en otras ciudades chinas", explica Arrieta, a la vez que apunta a Shanghai y Hong Kong como urbes que poco a poco empiezan a tener más poder. En cuanto a los marchantes, lo que la mayoría de los coleccionistas chinos busca es "hacer una inversión". "La escena artística china es muy elitista, si los chinos van a comprar arte de extranjeros comprarán un Picasso, y si no, prefieren apoyar a un artista chino".
Sin embargo, en sus cinco ediciones, Goazen Txinara! ha promovido que el característico hermetismo chino haga excepciones para aplaudir a artistas como la donostiarra Isabel Herguera, quien ha trabajado con un estudio de animación chino, o el bilbaíno Alain Urrutia, quien ha colaborado con alguna galería privada y, además, ha conseguido vender alguna obra en el país asiático. En cualquier caso, la experiencia de la estancia de dos meses en China ha sido "increíble" para todos los becados. "Salir del sitio habitual de trabajo es algo bueno para los artistas. Muchos de los que han disfrutado de la beca han conseguido premios, otras becas... gracias a al trabajo realizado en China", señala Arrieta, quien considera el proyecto Goazen Txinara! una oportunidad excepcional para crear "un punto de inflexión" en la trayectoria de un artista.
También a la inversa "A través de nosotros, por primera vez, una galería comercial china ha realizado una exposición de trece artistas vascos", revela el hondarribiarra. La hazaña radica en haberlo conseguido sin que sea "a golpe de talonario", como ocurre habitualmente en estos casos. Su intención es ir más allá y que el País Vasco comience a recibir artistas chinos, algo para lo que también sería necesaria la inversión de patrocinadores. De momento, sin embargo, lo más factible es que los lazos creativos de los dos territorios continúen estrechándose con la estancia de jóvenes creadores vascos en China.
Desde su vuelta, pese al "al miedo generalizado a colaborar en proyectos relacionados con la cultura" existente, el artista vasco también ha percibido cierto afán por promocionar "la marca Basque Country", un objetivo que Goazen Txinara! cumple a la perfección. "Interés hay -en la iniciativa-, pero hay que cerrar el tema de las condiciones, y en ello estamos", indica. Mientras tanto, en el ámbito personal, Arrieta prosigue creando, y en los últimos meses ha realizado varias exposiciones a nivel estatal. A su vez, mantener la relación con el gigante asiático es posible mediante Internet, medio a través del cual, además, vende la mayoría de sus obras.