Síguenos en redes sociales:

Charlatanes de feria

Charlatanes de feria

En el actual panorama de las televisiones, donde mal convive lo público y lo privado y tras las fusiones realizadas, se ha producido un beneficioso reparto de ingresos publicitarios que deja contentas a las dos grandes y se dibuja un panorama distinto de manejo de las segundas marcas agregadas a Tele 5 y Antena 3. Mientras que La Sexta sigue manteniendo su perfil y planteamiento abierto en contenidas, la Cuatro de Mediaset aguanta la fusión con pérdida de identidad y audiencia. La gran novedad que cocinan los responsables de esta cadena es un espacio conducido por el polémico y conocido Miguel Ángel Revilla que pretende revitalizar el nervio de una oferta que nació al amparo del grupo Prisa, con señas de calidad e imagen, y que ha sido fagocitada por las huestes de Vasile que parecen no saber qué hacer con ella. La transición al sistema democrático ha generado en los platós muchedumbre de opinadores/as, que poniéndose el mundo por montera entran y salen de hechos, personas y procesos con desparpajo, desacierto y torpeza extrema. Son artífices de discursos repetitivos, cansinos y clónicos hasta la saciedad. Uno de los personajes más señeros de esta jungla de parlanchines, sermoneadores y bípedos de distinta calaña, es un expresidente de comunidad autónoma que dibuja perfiles de demagogo, arreglapatrias y payasete de la cosa pública en los medios, donde su presencia provoca jolgorio, diversión y risa, pertrechado de sus deliciosas cajas de anchoas y frutos del mar. Cuatro lo ha seleccionado por estas características porque nadie se cree ni aplica sus teorías, recetas y soluciones para los problemas de la cosa pública. Los de Cuatro confían en el cántabro para su reanimación televisiva. Exceso de confianza quizás en una cadena donde se mezcla bueno, malo y regular a la búsqueda del arca perdida de los televidentes, que fueron y ya no son.