Sevilla. La Audiencia de Sevilla confirmó ayer la condena de dos años y seis meses de prisión para el extorero José Ortega Cano (Cartagena, 1953) por un accidente de tráfico mortal y le añadió, además, un delito contra la seguridad vial por conducir bajo la influencia de bebidas alcohólicas, por lo que deberá ir a prisión. La sentencia fue notificada ayer por la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla y mantiene la misma pena de prisión fijada por el juzgado penal 6 de Sevilla, aunque añade a los delitos de homicidio por imprudencia y conducción temeraria otro delito contra la seguridad vial por ir bebido.

En una resolución que no puede ser recurrida por vía ordinaria, la Audiencia estima parcialmente los recursos del fiscal y la acusación particular, que pedían que la condena se ampliara a cuatro años de cárcel y que incluyera el delito contra la seguridad vial por la alcoholemia de 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre que arrojó. La Audiencia mantiene la misma condena de dos años y medio pero revoca la decisión del juzgado penal, que no tuvo en cuenta la prueba de alcoholemia por haberse roto la cadena de custodia de las muestras en el hospital donde quedó ingresado el torero en estado grave.

Así, la sentencia considera demostrado que sobre las 22.30 horas del 28 de mayo del 2011 Ortega Cano circulaba a 125 kilómetros por hora, velocidad "muy superior" a la autorizada en la carretera A-8002 entre Sevilla y la localidad de Castilblanco de los Arroyos, invadió el carril contrario y colisionó con un vehículo cuyo conductor, Carlos Parra, falleció en el acto.

El abogado del torero, Enrique Trebolle, ha criticado hoy este "dislate procesal" y ha anunciado que va a pedir el indulto de su cliente y que se suspenda el ingreso en prisión. En declaraciones a los periodistas tras recoger la sentencia, Trebolle ha anunciado que va a pedir la nulidad de actuaciones y va recurrir ante el Tribunal Constitucional, y ha precisado que "dada la dimensión y la importancia del precedente que va a sentar" la futura sentencia del alto tribunal, por "razones de prudencia" debería suspenderse su ingreso en prisión.

Por su parte, los abogados de la viuda del fallecido en el accidente han expresado su satisfacción por la confirmación de la sentencia.

Cornadas de la vida El diestro José Ortega Cano ha sido una figura del toreo castigada duramente por los toros, pero también por la propia vida una vez colgó el traje de luces. Bien podría decir el murciano, parafraseando al legendario El Espartero, que "más cornadas da la vida", una vez que tras su retirada se ha visto inmerso en un largo proceso de avatares que culminan con el que será su ingreso en prisión.

Antes de entrar en esta decadente espiral, Ortega Cano fue una de las principales figuras del toreo entre las décadas de los años ochenta y noventa del pasado siglo. De origen humilde, se trasladó de niño a Madrid con su familia y trabajó como frutero y vendedor ambulante hasta su aparición en los ruedos, iniciándose como novillero en la parte seria de varios espectáculos cómico-taurinos.

Tuvo suerte como novillero pero, tras pensar en hacerse banderillero, su carrera despegó en 1986. Se sucedieron los éxitos y las graves cornadas, con faenas para el recuerdo en las que hizo brillar la hondura de su toreo y también con graves percances que no minaron su moral.

En cambio, fue su relación y posterior boda en 1995 con Rocío Jurado la que le hizo traspasar los límites de lo taurino para convertirle en un personaje habitual de la prensa del corazón. La muerte de su esposa en 2006 sumergió a Cano en un largo proceso de decadencia personal que se agravó con el fallecimiento de su madre. Tras su viudedad, el diestro cartagenero intentó sin éxito volver a los ruedos. Pero, a su pesar, trascendieron a la opinión pública sus desencuentros con la familia. Su única alegría en estos últimos años, el nacimiento de su primer hijo natural como fruto de una nueva relación sentimental, se ha visto ensombrecido con el problemático comportamiento de uno de los hijos que adoptó con Rocío Jurado, que también ha derivado en problemas con la justicia. El accidente mortal que provocó en una carretera sevillana en mayo de 2011 es el último capítulo de una vida tan irregular como intensa.