Hoy sigue siendo algo habitual en zonas de conflicto. Situaciones muy similares se suceden, por ejemplo, en Irak o Egipto. E incluso hace nada han vuelto a saltar a los medios de comunicación noticias referidas a hechos similares durante la Segunda Guerra Mundial. El patrimonio cultural es una víctima más cuando las armas hablan bien por ser destruido, bien por, la mayoría de las veces, ser saqueado. Que se lo digan al British Museum. En este caso, el Archivo Histórico Provincial de Álava bucea en un espoleo poco conocido, el que se produjo entre 1808 y 1813 en el Estado durante los años de la ocupación francesa, poniendo sobre todo el acento a lo acontecido en el territorio. Lo hace a través de la exposición El equipaje del rey José, que permanecerá abierta hasta el próximo 13 de abril de 2014.
Iglesias y conventos fueron los lugares preferidos para estos robos perdidos en el pasar de la historia, desapareciendo por el camino no pocos ejemplos de patrimonio artístico y cultural que, como es evidente, es imposible reunir en una muestra. Esa circunstancia la salva este proyecto sirviéndose de diferentes elementos como documentación, reproducciones, maquetas y diversos elementos que pretenden dar una visión didáctica de conjunto.
"Cuando en el XIX se crean los grandes estados nacionales y con ellos sus archivos, bibliotecas y museos, no sólo se dedican a saquear obras de arte por el valor que tienen como si fueran el botín de guerra sino que tienen la idea, y así lo dicen, de que los pueblos invadidos no saben valorar lo que tienen mientras que ellos sí van a conservar como se merece ese patrimonio cultural. Así lo creen los franceses, que se llevan todo lo que pueden a París", explica José Antonio Sainz.
La exposición toma como referencia la figura de José I Bonaparte, que cuando vio que la invasión española tocaba a su final se preocupó de crearse su propio tesoro cultural del que fue disponiendo hasta su muerte para vivir con un determinado status económico. "Hemos reunido nuestra documentación con la del Archivo Histórico Nacional para explicar lo que sucedió, sobre todo en el País Vasco, aunque también se muestra cómo, por ejemplo, Goya colaboró con los franceses para saber qué cuadros tenían que llevarse", describe. A eso se añaden esculturas, cuadros sobre la capital alavesa del siglo XIX, escenografías que ejemplifican esos saqueos, dioramas explicativos...
Cómo no, se hace una especial mención a lo ocurrido en Gasteiz, cuando parte de las piezas robadas por el ejercito del país vecino fueron interceptadas en la capital alavesa, "es decir, se dio el espoleo de lo saqueado, con lo que muchos vitorianos se hicieron ricos. De hecho, y hablando en euros, hay documentos que tenemos nosotros que demuestran cómo hubo gente en la ciudad que de un día para otro tenía 200.000 o 300.000 euros más". Aquí también se hace mención especial a la figura de Miguel Ricardo de Álava y Esquível (General Álava), que llegó a ser nombrado académico de honor de la Academia de Bellas Artes de San Fernando por sus gestiones en la recuperación de las obras de arte llevadas a Francia por la tropas de Napoleón.
Eso sí, la exposición, que se produce en el marco del bicentenario de la Batalla de Vitoria, no se queda sólo en mostrar. Su palpable vocación didáctica también se traduce en una serie de visitas guiadas que se van a poder realizar hasta abril tanto a través de los centros escolares (a los que se les va a plantear un curioso juego de pistas que también tiene su continuidad en Internet) como de grupos formados por público en general que quiera acudir y se dirija al Archivo.