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A finales de los 70, coincidiendo con la tercera ola del feminismo, comenzaron a cuestionarse todos los saberes desde un punto de vista crítico con el sistema patriarcal vigente de la época. En la última etapa de aquel movimiento surgió el colectivo Guerrilla Girls, una voz destacada que ponía de relieve la posición subordinada de las mujeres en la práctica artística. Desde 1985, el grupo estadounidense es una referencia internacional en la denuncia del carácter estructural sexista que impera en las instituciones artísticas. A medio camino entre el arte y el activismo, su trabajo se ha centrado en mostrar el fracaso de las sociedades democráticas para conseguir la igualdad entre sexos.
El lenguaje de la estadística ha sido su mayor aliado en la confección de sus carteles reivindicativos: "Menos del 5% de los artistas expuestos en las secciones de arte moderno son mujeres, pero 85% de los desnudos son femeninos", reza el más famoso de sus pósteres, de 1989. Esta proclama, precisamente, es la que protagoniza la exposición Guerrilla Girls 1985-2013 que acoge la Alhóndiga de Bilbao hasta el próximo 6 de enero. Se trata de la primera retrospectiva a nivel mundial que recoge el trabajo del colectivo activista, compuesta por setenta pósteres y un documental que condensa las bases de su actividad.
El comisario de la exposición, Xabier Arakistain -quien estos días imparte, junto con Lourdes Méndez, el curso Perspectivas feministas en la práctica artística y la teoría del arte en la Alhóndiga-, pone de manifiesto la idoneidad de la muestra, ya que refleja una realidad fácilmente extrapolable al contexto artístico que vive hoy en día el País Vasco, donde existe un gran movimiento feminista que reclama cambios inmediatos.
Las integrantes de Guerrilla Girls, ocultas bajo máscaras de gorilas y seudónimos que aluden a artistas ya fallecidas, han conseguido concentrar la atención en la dimensión política de su práctica. Una de sus principales líneas de actuación se ha centrado en desbaratar conceptos decimonónicos como artista genio u obra maestra, que sirven para perpetuar los procesos de mistificación del arte. "Tendemos a creer que un artista es un genio porque tiene un don especial o creemos que una obra es maestra porque trasciende un contexto social específico: eso no es cierto", señala Arakistan. Según el comisario elgoibartarra, "lo que ha puesto de manifiesto la perspectiva feminista -también las ciencias sociales y humanas en general- con respecto al campo del arte, es que el arte es un producto social que responde a valores sociales dominantes, que son los que se critican desde la perspectiva feminista". En ese sentido, explica que es necesario entender que el sexismo en el arte forma parte de una sociedad sexista que produce arte, razón por la que una obra se clasifica como mayor o menor dependiendo del sexo de quien la produzca.
techo de cristal "Medir la incidencia de éxito de las Guerrilla Girls es muy difícil", asegura Arakistain. Sin embargo, está convencido de que los casi 30 años de trayectoria del colectivo han servido para que su estrategia de denuncia haya tenido efectos. "En Occidente cada vez es más difícil presentar una exposición de artistas contemporáneos colectiva en la que solo haya hombres, que es lo que ocurría hasta hace muy poco. Ya se está convirtiendo en una cosa muy fea, que se critica casi inmediatamente", opina.
Se trata de un logro que también está relacionado con las consecuciones que ha dado la lucha por la igualdad desde mediados del siglo XX. No obstante, el comisario considera que no es suficiente: "Desde una mirada macro, las mujeres van consiguiendo mejoras en su calidad de vida; pero en el aspecto micro esas mejoras son muy lentas. Lo que quiere decir que hay mujeres que, en toda su vida, no van a ver cambios significativos".
El coordinador de la muestra alude al llamado techo de cristal para explicar la situación, que en los estudios de género se utiliza para nombrar la limitación del ascenso laboral de las mujeres al interior de las organizaciones. Se trata de un techo que plantea, de forma metafórica, la limitación en las carreras artísticas profesionales de las mujeres, que ni tienen opción a exponer en centros de arte o museos, ni ocupan puestos en la dirección de los mismos. A pesar de los avances en la concienciación de ésta contrariedad, aún existen ciertos sectores de la sociedad que se muestran reaccionarios con las problemáticas que formula la perspectiva feminista en al arte. En palabras de Arakistain, "tenemos unas cifras en las que el 80% de las instituciones artísticas están manejadas por varones. Es una problemática de poder, quien ostenta el poder se resiste a compartirlo". Se trata de una situación que no es ajena a la realidad del País Vasco, según el comisario.
medidas políticas Uno de los carteles expuestos en la muestra incide en que la situación en Europa es todavía peor que la de los Estados Unidos, en referencia a las cifras de participación de las mujeres en las instituciones artísticas. "Tenemos un gran movimiento feminista en el País Vasco y existen varios grupos que, no solo en el arte, están denunciando la situación de las mujeres", explica el elgoibartarra. En esa línea, señala que "la producción artística actual es muy variada, muy compleja y muy cuantiosa". Arakistain subraya una generación de artistas "que se ha formado a partir de los años 80 y ha incluido en su marco conceptual la teoría feminista y la tienen en cuenta". Sin embargo, apunta a que "están por delante del sentimiento general". Más grave es la situación a nivel institucional, descrita por el comisario como "descorazonadora". En ese sentido menciona la Ley de Igualdad aprobada por el Parlamento vasco en 2005, así como la Ley de Igualdad del Estado de 2007; ambas concretan las medidas que habría que tomar para ofrecer un marco de igualdad de oportunidades en la cultura y, en concreto, en el arte. "No creo que se esté tomando ninguna medida en ese sentido -sentencia el coordinador de la exposición- algo que es inaceptable teniendo un modelo de centros de arte y museos públicos que se pagan con los impuestos de todos". Arakistain se muestra muy crítico con la situación actual, en la que evidencia un "gran desajuste". "En la facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU hay más de un 60% de licenciadas, lo que demuestra que las mujeres están perfectamente preparadas; no obstante, tienen un techo de cristal que provoca que no pasen del 20% en las programaciones y colecciones de aquí".
Según el comisario, se trata de cifras que se estudian desde distintos ámbitos y que las activistas Guerrilla Girls, aprovechando su estancia en Bilbao, también han analizado. "Lo habitual es, aunque haya excepciones, que las mujeres no superen el 20% en las instituciones artísticas del País Vasco", señala. Los museos bilbainos más importantes tampoco están exentos de crítica: "en el Guggenheim la presencia de las mujeres no pasa del 14% y el Bellas Artes no ha hecho en diez años una retrospectiva individual de una mujer artista".
Aunque la realidad no es muy esperanzadora, Arakistain no muestra indicios de desánimo y apunta a que se debe ejercer más presión, ya que "quien tiene que tomar las decisiones políticas no las está tomando". En ese sentido, expone que "sigue operando una ideología muy sexista, forjada en el siglo XIX, que sigue defendiendo que las mujeres no están en las programaciones porque no tienen la calidad necesaria o que no son lo suficientemente excelentes".