Dajla (Argelia). El FiSahara ha superado, por décimo año consecutivo, el reto inmenso de poner en marcha un acontecimiento como este en Dajla, la nada más absoluta bordeando la frontera argelina, donde conseguir agua, luz o una simple aspirina es todo un milagro.
"Tiene mucho de heroico fabricar, construir, diseñar y mantener en el tiempo un festival como éste", asegura el codirector del FiSahara y actor español Willy Toledo, que se ha trasladado al desierto desde su residencia actual en La Habana para celebrar el X aniversario del único festival de cine que ocurre en un campo de refugiados.
El proyecto, que nació por iniciativa de cineastas españoles bajo la dirección del peruano Javier Corcuera, se ha convertido con los años en un evento cultural en el que se implica toda la población exiliada: las familias acogen en sus casas (jaimas) a los invitados, a los que cuidan como si fueran parientes. "Es una lucha titánica que implica el esfuerzo y las ganas y la ilusión de muchísima gente ", recuerda Toledo.