Aunque los caminos tanto del certamen vitoriano como del creador francés son ya largos, ambos no se cruzaron por primera vez hasta 1994. Aquel inolvidable Derives fue la excusa perfecta para iniciar una relación que ha vuelto a reunirles en varias ocasiones. Hoy, el Festival Internacional de Teatro de Gasteiz inicia la andadura de su trigésimo octava edición, que se dice pronto, y lo hace junto a la Compañía de Philippe Genty.

A pesar de la crisis, del IVA Cultural que el ministro Montoro cree que es un simple mantra contra el Gobierno, y de todos los pesares, el certamen escénico parece estar contando un año más con el respaldo de la taquilla y un ejemplo más que evidente se va a producir hoy mismo. La representación de Ne m'oublie pas (No me olvides) a las 20.30 horas sobre el escenario del Principal ha dejado al teatro de la calle San Prudencio sin casi entradas (menos de 30 butacas al cierre de esta edición) que auguran el primer lleno absoluto, y no será el último.

No es de extrañar, de todas formas, esta primera buena noticia para los números del festival. La marca de la casa que implica el mundo que genera Genty en cada una de sus propuestas es un bien muy preciado por aquellos que gustan de la belleza escénica, de la traslación de los sueños al teatro, de la creación de universos en apariencia imposibles, todo ello sirviéndose de los títeres, de la danza, del teatro, de la magia... A la emoción se llega a través de la imaginación.

En este caso, el creador y Mary Underwood, su otra mitad personal y profesional, recuperan un espectáculo estrenado en 1992 pero del que quedan pocas cosas. "Se mantiene, por así decirlo, el marco del cuadro y la idea de fondo, pero todo lo demás ha cambiado", apuntan sus nuevos protagonistas, jóvenes artistas noruegos que acaban de terminar sus estudios en la escuela de teatro de la Universidad de Nord-Trøndelag. La elección, eso sí, no es inocente. La influencia escandinava en esta revisión del montaje hace que "todo cambie", siendo "la energía y los sentimientos distintos. Philippe ha hecho una nueva representación que sentimos como propia, no como si estuviéramos repitiendo algo que ya se ha hecho, una copia de algo anterior. Es más, como en los ensayos no para de aparecer la improvisación, no paramos de incluir cosas nuevas, como nos pasa ahora".

De hecho, para los nueve intérpretes noruegos hoy "es un nuevo comienzo". En Vitoria se inicia la tercera gira del montaje fuera de Francia, siendo la capital alavesa la que acoge el estreno estatal de la pieza en esta versión. "Siempre es estimulante salir a otros países y encontrarse con otros públicos para conocer sus respuestas, para vivir experiencias y conexiones nuevas".

El sueño y el viaje vuelven a ser dos palabras claves en la senda que define Genty, un camino que, eso sí, va introduciendo cambios a lo largo de los años, como ocurre en esta propuesta. "La presencia de la música siempre ha tenido un papel importante en lo que ha hecho, pero esta vez, y por eso ha contado con nosotros, juega un papel especial la voz, nuestras canciones, la emoción de lo que cantamos", un añadido que sumar "a unos espectáculos que siempre sirven como una terapia".

Cualquiera que a lo largo de los más de 40 años de profesión del autor francés haya visto una de sus obras sabe que hoy es la imaginación la que manda, la que exige su momento, la que espera ver sobre las tablas imágenes imposibles, experiencias para todos los sentidos. Genty es teatro total. Esta noche, además, supone la primera vez en Vitoria para los nueve intérpretes noruegos. Bueno, en la ciudad y en la península. "De vacaciones sí, pero actuando...". ríen.

De su mano se pone en marcha el Festival Internacional de Teatro de Gasteiz, En 1975 nació una propuesta que ahora espera volver a atrapar a los espectadores como lo ha hecho desde entonces.