Donostia. El flamante Premio Nacional de Cinematografía, el director Juan Antonio Bayona, el más joven en recibir nunca este galardón, pidió ayer en su discurso de agradecimiento que "se tome conciencia" del momento difícil que vive el cine. "Estamos en una encrucijada pero estamos a tiempo de actuar. Tenemos las herramientas y el talento pero no estamos encontrando las formas de sacarle partido, Lo imposible -dijo sobre su última película, la más taquillera del cine español- podría ser un espejismo". "No llegaremos a ningún sitio si no valoramos la cultura y la educación como los cimientos sobre los que aposentar nuestra sociedad", afirmó en presencia del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, y otras autoridades.

La entrega del Premio Nacional de Cinematografía 2013 tuvo lugar en el museo San Telmo de Donostia, donde Bayona, serio, dedicó el premio a sus padres, que estaban presentes en la sala visiblemente emocionados, y pronunció un duro y sencillo discurso escrito "esta mañana" con el ánimo de "aprovechar de alguna manera" el momento para "pedir entendimiento".

"Sobre todo -aclaró minutos después de recoger el galardón en una charla con un grupo de medios-, cuando con el premio que recibes te están diciendo que tú eres la cabeza visible del nuevo cine que se está haciendo". "Tiene que haber un entendimiento -dijo Bayona- porque enfrentarse solo conduce al empobrecimiento del cine".

El realizador, que recibió una ovación de varios minutos, recordó los esfuerzos de sus padres, emigrantes que sufrieron una "extrema pobreza" y apenas pudieron estudiar a pesar de las inquietudes artísticas, por que él y sus hermanos estudiaran. Quizá por esa carencia, explicó, "entendieron esa verdad tan básica de que la educación no es un gasto sino una inversión".

Bayona (Barcelona, 1975) también habló de su primera visión de Superman en un cine que "desgraciadamente desapareció el año pasado" y cómo aquel superhéroe marcó su vocación de cineasta: "En aquella sesión nació mi deseo de volar, de romper las leyes de la física". "Mi afición por el cine también se alimentó por una televisión pública de calidad que me descubrió auténticos tesoros, un cine que me dio una visión de este arte como algo global e inteligente".

Gracias a ello entendió que "el mundo no se acababa" en su casa y le dio fuerzas "para crear un mundo sin límites". En ese sentido, Lo imposible ha sido "un trabajo que ha reforzado aún más esa visión". "Afortunadamente el cine de mi país no comienza ni acaba en Lo imposible; me alegra saber que hay un nuevo cine que se abre paso al margen de los presupuestos y de la industria motivado por la razón más importante para hacer una película: la voluntad de comunicar".