LA feria de La Blanca 2013 en su tramo más substancial se ha ido, se ha diluido como nubecilla de verano en tarde de tormenta, se ha esfumado como por arte de birlibirloque y nos ha dejado con cara de lelos, de despistados aficionados, de aldeanos de plaza de segunda, que por cierto, es lo que somos en el planeta de los toros que escribiría el ínclito crítico taurino Cañabate.

Entre el aperitivo del día del blusa y las dos jornadas de corridas de toros ya transcurridas con más gloria que pena, la cartelería anuncia para cerrar el ciclo de la antaño Puerta de las ferias del Norte, una de caballos, una novillada y un concurso de recortadores, estúpida manera de plantear por parte del Ayuntamiento una serie de festejos taurinos que como Juan Palomo, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, cobrando un mísero canon de concesión a la empresa ganadora del concurso.

Una feria extraña en la respuesta del público, que ni con Ponce anunciado y caído de los carteles ha levantado de forma clara el vuelo en las traquillas, aunque la entrada de ayer tuvo la dignidad de la del lunes y borró el marronazo del día Santiago. Algo falla en la gestión empresarial que no acaba de encandilar al público en general.

Tres tardes pasadas que dejarán un leve recuerdo en la memoria de quienes pasaron por taquilla y que recibieron entretenimiento, entrega y profesionalidad de los que se vistieron de luces, desde Pérez Mota a Jiménez Fortés, pasando por El Fandy triunfador de la feria con tres apéndices auriculares cortados en dos tardes.

El ganado en la línea de lo que exige Vitoria-Gasteiz y la falta de casta y bravura no es un problema de la plaza, sino de la cabaña de ganado bravo. Sensata y adecuada a las circunstancias, la Presidencia con José Miguel Ispizua ejerciendo de buen aficionado y sensato colaborador sin estridencias ni cambalaches( echó atrás seis toros de ocho enviados por Albareal) y estuvo acertado en la generosidad orejera.

Así que la feria se ha ido y ahora quedan los añadidos. No estaría mal pensar para la venidera feria cuatro corridas de toros con una mixta, entre el 5 y 8 y dejar a los recortadores para el 25 de julio, que por ahí los blusas pueden picar. No es idea mía, ha salido del cacumen del buen aficionado y excelente vitoriano y por ende alavés, Chemi Corres. A mandar.