Madrid. Escribir entre líneas nunca tuvo tanto sentido como en la Transición, época en la que un grupo de dibujantes gráficos utilizó el humor para conquistar la libertad de expresión, una generación de artistas irrepetible cuyas viñetas más políticas ha reunido la Biblioteca Nacional en una exposición.

Más de 200 viñetas de los dibujantes más importantes de la época (Forges, Peridis, El Perich, Gin, Mingote, Chumy Chúmez, Siro, Ballesta...) publicadas en periódicos y revistas, integran la exposición La Transición en tinta china. "Somos los últimos mohicanos de la tinta china", aseguraron ayer en la presentación José María Pérez González, Peridis, y Antonio Fraguas, Forges, mientras el comisario de la muestra, Francisco Bobillo, recordó cómo esta generación de dibujantes hizo que la sociedad española viviera la Transición "de una forma menos dramática", sin eludir ni ocultar los problemas. Estos "divertidos heraldos de la libertad" tuvieron una "complicidad enorme" con la sociedad ya que al principio de la Transición la censura no permitía las críticas directas y ellos, "con un esfuerzo y un talento excepcional" aludieron a todas las claves de forma que el público lo entendía "sin que nadie pudiera demostrar que era un delito".

La exposición, según Peridis, parte de una "vieja idea de hacer un homenaje a los grandes humoristas de la Transición, algunos de ellos ya fallecidos como Mingote, Chumy Chúmez, Summers... Nunca ha habido una generación de humoristas como entonces". Peridis, que entró a formar parte de este grupo más tarde, destacó la "labor de demolición de los eslóganes del régimen franquista a través de la risa y el humor" que llevaron a cabo. Estos artistas, indicó, realizaron "un papel pedagógico y terapéutico" y consiguieron reírse del franquismo con la "complicidad" de mucha gente, que estaba "al loro" de lo que se contaban, "de su escribir entre líneas sin que la censura pudiera decir nada".

Caricatura de Fraga Fue gente con mucho talento para otras cosas (la literatura, el cine...) "pero lo volcó en el humor y produjeron obras de arte y de periodismo de gran calidad", según el dibujante, que citó los numerosos requisitos que se precisan para ser un buen humorista gráfico: ser periodista, escritor, dibujante, humorista y un poco político también.

El primer dibujante que en el franquismo hizo una caricatura de un político fue Julio Cebrián en 1968 a Manuel Fraga, explicó Forges, quien apuntó que posteriormente hubo un "cañonazo de libertad" que fue cuando Peridis dibujó a Carlos Arias Navarro como si fuera Carlitos de Schulz. Los dos humoristas salpicaron de anécdotas la presentación de la exposición a la que asistió la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos, que destacó la donación que ha hecho Peridis de su obras a la institución que dirige, unas 15.000 viñetas desde que comenzó a trabajar en el periódico Informaciones. En la exposición figura también una selección de ocho obras de la colección de caricaturas de Juan Carlos I que existe en el Palacio de la Zarzuela y que ha cedido la Casa del Rey.

Respecto a la actualidad, Forges señaló que también existe un lenguaje eufemístico en las viñetas políticas, aunque en democracia la censura se ejerce por "otros patronos", que no es el Estado directamente, sino intereses económicos y comerciales.