EL fenecido programa de crítica social y humor Caiga quien caiga se convirtió en fecunda cantera de presentadores con nombres gloriosos como El Gran Wyoming, Arturo Valls o Tonino sin olvidar a las profesionales del CQC femenino, Ana Milán, Silvia Abril o Tània Sàrrias. Soltura ante las cámaras, desparpajo con los micros y audacia en el choque con entrevistados eran características de un modo de hacer que se han trasladado a otros programas de distinta naturaleza. Ejemplo fidedigno de este estilo es Juan Ramón Bonet, conductor que en Cuatro presenta el programa concurso titulado Lo sabe, no lo sabe, un ejercicio diario de lunes a viernes emplazado en el pórtico del prime time y que se ha convertido en programa de humor más allá de las formalidades del concurso. La productora de este espacio ha transformado la calle en espontáneo y natural plató para permitir que los concursantes escojan entre el público que pulula por calles y plazas los que deberán contestar las preguntas que lanza al aire el cómico presentador. La facilidad verbal de Bonet, su ingenio y sentido del humor hacen de un programa low cost, cita referencial en la programación de la cadena absorbida por Mediaset. La participación de los diversos concursantes cogidos a lazo y pegados al infantil carrito o al del supermercado supone una bocanada de aire fresco en este producto que caza dos pájaros de un tiro y que entretiene con idas y venidas de cámaras, técnicos de sonido y productores a la búsqueda de pichones/as que conozcan o desconozcan las respuestas a las sencillas preguntas del concurso, dándole juego a la variedad y novedad de la mecánica participativa cuando el que ayuda al concursante debe no saber la respuesta correcta. Y para ello, juegan las apariencias y estas, como bien sabido es, engañan en la mayoría de las ocasiones. ¡Al loro!