En la era del reciclaje, donde utilizar los folios solo por una cara empieza a estar mal visto por lo que supone de derroche, no debería extrañar que un artista aprovechara a finales del siglo XIX al máximo los medios de que disponía. Ese artista podía ser, perfectamente, Pablo Picasso. La restauración del cuadro Retrato de la madre del artista (1896), del creador malagueño, una de las obras más emblemáticas del museo barcelonés del pintor y de su etapa de juventud, ha propiciado la aparición en el reverso de un dibujo de grandes dimensiones que podría ser obra del autor del Guernica.

La jefa del departamento de Conservación Preventiva y Restauración del Museo Picasso, Reyes Jiménez, explicó que la restauración del Retrato de la madre del artista vino precedida de un exhaustivo estudio realizado en 2011 para determinar su estado de conservación. "En una antigua restauración se aplicaron diversos injertos de papel para reconstruir los bordes, que a su vez se adhirieron a una base de cartón, pero esta fijación provocó a lo largo de los años unas tensiones estructurales que, de manera progresiva, acabaron deformando gravemente la obra", señaló a Efe. La restauración, añade Jiménez, ha eliminado esos elementos de distorsión, ha devuelto la flexibilidad al soporte y ha recuperado la percepción original de la imagen, en comparación con la imagen más antigua que se conservaba, una fotografía de 1959.

Retrato de la madre del artista es un pastel, una técnica difícil que, en palabras de Jiménez, constata que "cuando Picasso llega a Barcelona ya atesora una sólida formación artística como para acometer un retrato al pastel".

fumando en pipa El cuadro ingresó en el museo en 1970 como una donación particular del propio Picasso y "seguramente ya estaba pegado el cartón, pues si no se documentó en el inventario es porque la obra del reverso no era visible". Al margen de la restauración del retrato de la madre, la mayor sorpresa ha sido la aparición del dibujo no inventariado, Personaje con pipa, que según Reyes Jiménez fue ejecutado con anterioridad y desestimado antes de acometer el retrato de la figura materna.

La posible atribución a Picasso, una opción "conservadora", apuntó el director del museo, Bernardo Laniado-Romero, se fundamenta en la comparación con otro dibujo de Picasso de esa época formativa: Busto de caballero del siglo XIX. A diferencia del dibujo descubierto, el Busto de caballero del siglo XIX presenta dos inscripciones: el grafismo IB a tinta y el número 2.

El número 2 confirma que se trata de un ejercicio de escuela, y el grafismo correspondería al visto bueno del profesor. En ambos dibujos, el alumno debía resolver la interpretación del modelo sin el uso del color como un ejercicio de claroscuro, con el blanco y negro como único recurso plástico y la tonalidad del papel como color de base.

Los visitantes del Museo Picasso podrán contemplar, de manera temporal y excepcional, hasta el 7 de abril, el anverso y el reverso del Retrato de la madre del artista en el recién restaurado salón neoclásico del palacio medieval del Barón de Castellet, uno de los pocos ejemplos interiores conservados en Barcelona de la arquitectura neoclásica.