Vitoria. Tras publicar el pasado mes de junio En doble fila, Javier Zuazo vuelve ahora a las estanterías de las librerías. Lo hace con Tres relojes de arena, de nuevo con la editorial Arte Activo. No es que estos seis meses hayan cundido más de lo habitual. Ambas llevaban ya tiempo tomando forma y fondo, un proceso de creación y correcciones que ahora termina al encontrarse con e lector. Y como en su anterior título, el escritor vuelve a fijarse en la calle, en esa vida cotidiana que conoce de primera mano como repartidor que es. "La imaginación no me da para mucho, pero la observación sí", apunta.
Como una "parábola contemporánea". Así define el autor su última propuesta. "Pero no quería hacer un ensayo ni un tratado tipo ladrillo", así que ha hecho de la novela su herramienta para hablar "de esos temas que a todos nos revolotean en la cabeza, sobre todo cuando llegamos a una edad y nos damos cuenta de que el tiempo ha pasado, de la fugacidad de las cosas, de la imposibilidad de atrapar los momentos, de los errores que cometimos, de aquello que no hicimos, de la presencia de la muerte".
Todo nace en la carretera, en ese asfalto que Zuazo conoce tan bien. Son muchos los que han cogido una determinada vía para pasar el fin de semana. Pero de manera inesperada empieza a nevar de manera suave y a la salida de un túnel se produce un accidente. Eso origina un atasco de varias horas, parando los planes de todos los que están en los coches, personas que con el paso del tiempo hasta llegan a relacionarse. Pero el parón termina y sigue el viaje. Aunque eso es algo que ya queda para los lectores.
"En la literatura está ya todo contado, la cuestión está en el matiz, en cómo lo haces. Yo quería contar algo de manera diferente y creo que lo he conseguido", apunta el escritor que espera dejar en quienes se acerquen hasta su nueva novela "una sensación de que se ha encontrado con algo trasladado de forma distinta, una historia que, además, le obliga a que sea él quien la termine; no es que presente un final abierto, pero tampoco cerrado", describe el autor.
Hasta llegar aquí, Zuazo y Arte Activo han dado varias vueltas al manuscrito, componiendo una propuesta en la que su actividad profesional tiene un peso específico, al igual que En doble fila. "Hay una realidad, la de las calles, que sólo se puede conocer estando ahí. El hecho de trabajar en el reparto me facilita mucho eso; además, parece que tampoco hay tanta carretera en la literatura actual".
Con ese recorrido que da la experiencia y, al fin y al cabo, la propia vida, Zuazo ha compuesto este Tres relojes de arena, una apuesta que supone un paso más dentro de una trayectoria que no es sólo una afición, que va más allá. El tiempo pasa y es mejor no dejarlo pasar porque atraparlo es imposible, así que lo mejor es aprovecharlo. Un día el reloj se para y entonces no hay nada más.