MADRID. La tiara de platino, diamantes y perlas que en ocasiones luce la reina Sofía, el anillo de pedida de la princesa Grace Kelly o el collar de rubíes de Liz Taylor son algunas de las piezas que se pueden ver en la exposición El arte de Cartier, que ayer se inauguró en el Museo Thyssen-Bornemisza y que permanecerá abierta hasta el 17 de febrero de 2013. "Es una colección suntuosa y maravillosa", explicó a Efestilo la relaciones públicas de Cartier, Simoneta Gómez-Acebo, quien aseguró que la muestra "refleja el espíritu y la evolución artística de la firma" desde su fundación en París en 1947. Gómez-Acebo que desde que vio en París una exposición de joyas de Cartier en 1990 ha mantenido su ilusión de traerla a España, "agradece" a la Casa Real Española que haya cedido la tiara estilo guirnalda que perteneció a la reina Victoria Eugenia, que data de 1920 y que hoy en día luce en ocasiones especiales la reina. Para esta ocasión, la casa de Mónaco ha cedido algunas de las joyas de Grace Kelly, entre ellas el anillo de compromiso, con un diamante de más de 10 quilates, que le regaló Rainiero o un conjunto de tres broches confeccionado con rubíes y platino. De hecho, Carlota Casiraghi brilló ayer con luz propia y todo el chic francés entre las joyas firmadas por Cartier, cuatro de ellas propiedad de su abuela, que admiró con emoción durante el recorrido por la exposición. Especial sensibilidad mostró la heredera de la belleza de Carolina de Mónaco al detenerse ante la vitrina en la que se mostraba el citado anillo de compromiso. Pese a la profusión de gemas que deslumbran desde las vitrinas, Carlota Casiraghi, eligió para su visita unos delicados pendientes con un pequeño brillante del que se descolgaba un aro de oro; un reloj de esfera redonda en su mano derecha y un conjunto de pulseras cruzadas en la izquierda. Un sencillo conjunto de joyas con el que aderezaba su conjunto. Con su habitual estilo parisino, sobre unas sandalias decoradas con tachuelas doradas, unos pantalones negros, combinados con un suéter de pico beige y su cabello recogido en un moño, y apenas maquillaje, Carlota realizó un tranquilo recorrido por la exposición. La anécdota la protagonizó un espontáneo que, sin que nadie se percatase, se situó durante un minuto a la derecha de Carmen Thyssen en el momento en el que la baronesa, el presidente de Cartier y Carlota Casiraghi posaban para la prensa. Para acceder al recinto se acreditó como fotógrafo de Europa Press, según Vanitatis. Al parecer es un ciudadano brasileño que persigue a los famosos para sacarse fotos con ellos. >efe