Su hermano fue secuestrado, torturado y asesinado por grupos paramilitares. Él sufrió en primer persona, hasta que abandonó el país, la violencia y las amenazas de muerte. Sucedió en Colombia, el mismo lugar que estos días busca en Oslo (Noruega) una nueva oportunidad. "No olvido pero sé que lo que siento lo tengo que transformar" y para ello Héctor Aristizábal se sirve del teatro y de la psicología, de dos herramientas que desarrolla por medio mundo de la mano de su organización Imaginaction.
El ciclo BakeaSormena, que busca conocer las experiencias que se dan en distintos países sobre la creatividad aplicada a la resolución de conflictos y relacionarlos con creadores locales, llega hoy y mañana a la tercera entrega de las doce previstas hasta final de año. Y lo hace de la mano de Aristizábal, que acude a la capital alavesa con una doble misión, más allá del hecho de dar a conocer la labor de Imaginaction: por un lado, encontrarse con el público que estas dos jornadas acuda a las 20.00 horas a las cocheras del palacio Escoriaza Esquivel para ver la representación de la obra Viento nocturno; por otro, ofrecer un taller junto a Blanka Ruiz y Oihan Martirena en el Taller de Artes Escénicas. Y todo ello con la situación del País Vasco como punto de referencia.
"El teatro es una forma muy poderosa para expresarme porque puedo matar a alguien sin que nadie muera. Su uso junto con la psicología no es la panacea pero es un camino más. ¿El objetivo? El diálogo", expresa el artista, que justo antes de llegar a Vitoria ha estado trabajando estos últimos días en Derry, ciudad de Irlanda del Norte en la que en 1972 tuvo lugar el conocido y trágico Domingo sangriento. Igual que antes lo ha hecho en Palestina. O en...
Partiendo de la idea de que el teatro es un laboratorio de experiencias, el trabajo de Aristizábal busca entablar diálogos, en este caso en concreto, en relación al conflicto vasco. "Eso nos sirve para ver qué alternativas podemos utilizar ahora, máxime cuando parece que están cambiando las cosas. No pretendo ser un experto en ninguna de las situaciones con las que me encuentro, como puede ser estos días en el País Vasco, pero las personas que vienen a los talleres, como va a suceder en Vitoria, es gente que en su experiencia vital lleva la historia de lo sucedido sin necesidad de ser un conocedor profundo de la cuestión ni un afectado o protagonista directo. Todos podemos contar, mi trabajo es conjurar la imaginación".
A través de personas que nunca han hecho teatro, el taller que se desarrollará hoy y mañana profundizará en estas cuestiones, al igual que la obra que el artista ofrecerá, con entrada gratuita, en las cocheras de Escoriaza. "Todos tenemos un conflicto dentro. Cuando mi hermano fue asesinado, yo me convertí en asesino, pero tuve elementos para cambiar".
Mirando a ese pasado muy reciente, el paso de Aristizábal por la capital alavesa coincide en el tiempo con el inicio de las conversaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC. "Diálogos ha habido muchos y no han llegado donde se suponía, aunque el hecho de que se sigan dando intentos es significativo. Sigo pensando que el conflicto armado tiene que terminar", describe el artista, quien añade que "no sólo los que tienen armas poseen el poder".
Como en el País Vasco o como en otros puntos del globo, Aristizábal, en cuanto a su propia experiencia personal, asume que en su país "deben darse dos situaciones: por un lado, aunque no sé si lo veré durante mi vida, justicia social; por otro, se tiene que dar una sanación de las heridas. Después de que pase eso habrá un cambio real". El teatro y la psicología son sus herramientas para seguir ese camino y así lo mostrará en Gasteiz.