Donostia. La alfombra roja cambió ayer las estrellas de cine por los manifestantes de una huelga general que ofreció una imagen insólita: la del Zinemaldia funcionando con servicios mínimos. En declaraciones a este diario, José Luis Rebordinos se mostraba satisfecho por la macha de una jornada en la que el Festival disminuyó su visibilidad y decidió no dar muestras de "ostentación" para que los huelguistas no se sintieran "agredidos". El director destacó la ausencia de incidentes y agradeció la actitud de los huelguistas, que respetaron "al cien por cien" el mobiliario del certamen y los pases de las dos salas del Kursaal, las únicas que estuvieron operativas ayer.

En total, se ofrecieron diez proyecciones -unas 70 menos de las que suele acoger el Zinemaldia en un día-, solo las de las películas a concurso en la Sección Oficial, Nuevos Directores, Horizontes Latinos y Zabaltegi. Aunque fueron pocos los trabajadores del Festival que secundaron el paro, no funcionaron los coches oficiales ni las taquillas para vender entradas, así como las tiendas y puestos de información. Rebordinos calcula que la huelga podría costarle al certamen entre 30.000 y 35.000 euros, aunque sus responsables se han llevado una "sorpresa" con la buena marcha de la venta de entradas, que podría hacerles recuperar parte de ese dinero.

'rhino season' El día también resultó extraño por el jaleo que rodéo la película Rhino Season, de Bahman Ghobadi El Zinemaldia exige a las productoras que envíen sus cintas quince días antes del inicio del certamen, pero el realizador iraní llegó el pasado martes con su última obra bajo el brazo. Al parecer, la película presentaba algunos ligeros problemas de sonido e imagen que, a juicio del director, impedían una correcta proyección. La organización del Festival pasó la noche en vela para resolver el entuerto y traer desde Turquía una copia satisfactoria, que es la que se vio en un pase especial para prensa a las 16.30 horas y en la sesión de las 19.00 en el Auditorio Kursaal. Antes, a mediodía, se proyectó la supuesta copia defectuosa. El puntilloso Ghobadi salió al escenario a pedir disculpas por el mal sonido pero luego ni un solo espectador pudo detectar problema alguno.

A modo de perturbador, estético y reivindicativo poema visual, Rhino Season cuenta la tragedia de Sahel (Behrouz Vossoughi), un poeta kurdo que sale de la cárcel tras cumplir 30 años de prisión e intenta encontrar a su esposa Mina (Bellucci), que lo cree muerto. El filme está dedicado a los presos políticos de Irán y ha conseguido fortalecer el espíritu de su director, que hace cuatro años fue expulsado del país por el régimen de Ahmadineyad. "He hecho esta película para no morirme; es un intento de encontrarme a mí mismo", dijo el dos veces ganador de la Concha de Oro por Las tortugas también vuelan (2004) y Half Moon (2006).

El principal daño colateral del affaire Ghobadi fue la suspensión y aplazamiento hasta hoy de la rueda de prensa en la que iba a participar Bellucci. Sí ofreció, en cambio, algunas entrevistas en las que habló de su personaje, que sufre la cárcel y la represión del régimen iraní. "Directores como Gaspar Noé o Giussepe Tornatore han buscado en mí el símbolo de esa belleza condenada a ser destruida, porque la naturaleza humana a veces no respeta la belleza de la naturaleza. El hombre es el animal más inteligente, pero también el más violento", señaló en una entrevista con Efe la actriz y modelo italiana afincada en Francia.

'All apologies' La otra película de la jornada, All apologies, también resultó accidentada, de carácter leve, por el habitual lost in translation que rige todos los años en alguna rueda de prensa. El filme de Emily Tang cuenta la enrevesada historia de un hombre que, tras perder a su hijo en un accidente, exige a la esposa del conductor culpable que le compense dando a luz a un nuevo niño, petición a la que ella acepta.

La realizadora admitió que no todas las mujeres chinas reaccionarían del mismo modo y que todo dependería de la clase social y la educación: "Yo, por ejemplo, buscaría otras soluciones para compensar, pero en la China rural e interiorlas mujeres tienen un nivel de poder mucho menor". A su juicio, All apologies intenta reflejar cuán importante es tener un hijo, preferiblemente varón, en China. Es por eso que la familia responsable de la muerte del niño se siente "culpable" y en deuda con sus padres.