Londres. El cantante y guitarrista Mark Knopfler vuelve a la carga con su octavo álbum en solitario, Privateering, que define como un "viaje emocional" a las raíces de sonidos de ambos lados del Atlántico.
El que fuera líder del grupo británico Dire Straits vuelve a los mismos temas sobre los que ha escrito siempre pero acercándose "musicalmente más a las raíces", en un álbum doble con veinte canciones, que sale a la venta esta semana. "Estoy en un buen momento, muy seguro, y no siento la presión de tener que fusionar los sonidos que me interesan. Puedo hacer canciones de blues o folk y mezclarlas en un disco. Puedo estar al mismo tiempo entre las orillas del Támesis o del Delta", revela el cantante escocés en un restaurante cercano a su casa del londinense barrio de Chelsea.
Knopfler, de 63 años, explica entre eternos silencios que a pesar de las referencias constantes a los sonidos de la América profunda, ya no viaja tanto como antes a Estados Unidos, a excepción de alguna gira como la que hará con Bob Dylan a partir de octubre. Su nuevo álbum es muy ecléctico musicalmente, pero mantiene una unidad temática marcada por la nostalgia de los viajes y las despedidas que queda muy clara en la canción que da título al álbum, Privateering (corsario). "Viajar es parte importante de la vida de un músico. Te tiene que gustar, no puedes ser de los que prefiere quedarse en casa viendo la tele. Tienes que estar ahí y disfrutarlo", cuenta Knopfler, que se define al igual que el protagonista de su canción como un "aventurero".
El músico reconoce que lo único que ha buscado durante toda su carrera es escribir y grabar una buena canción, "algo muy difícil" pero que considera que "hace el mundo algo mejor". Además de los viajes, las despedidas y las ilusiones perdidas, otro de los temas presentes este nuevo álbum es el dinero y la crisis, como en Kingdom of Gold, que habla de la codicia. "Es una referencia a la religión del dinero. A esos banqueros y economistas que han actuado como gurús infalibles. Pero el misterio se ha ido. Su aura ha desaparecido. Sus tácticas lamentables han salido a la luz", sostiene el cantante, que reconoce estar preocupado y afectado por la crisis económica. La otra cara de esa realidad son los perdedores, de los que habla en el tema Corned Beef City, una canción que lleva el nombre de un barrio marginal al norte de Londres. "Trata sobre alguien que tiene que hacer contrabando de gasolina. Siempre he pensado que hay una línea muy delgada entre la legalidad y el delito. Cuando no tienes nada es muy fácil delinquir. Es difícil juzgar", apunta el compositor de Sultans of Swing.
Knopfler, que ha venido millones discos, reflexiona sobre el éxito y asegura que el dinero para él no ha sido muy importante. "Musicalmente no hago las cosas pensando en ello. Si estuviera interesado en enriquecerme hubiera provocado que Dire Starits siguiera en activo", explica.