Santander. El actor John Malkovich se meterá hoy en la piel de Giacomo Casanova, de la mano del director de escena Michael Sturminger, para revivir en el Festival Internacional de Santander (FIS) la "curiosidad" y la "fascinación" por las mujeres de un personaje al que se ha "subestimado". Actor y director, junto a otros miembros del reparto, presentaron ayer el montaje en rueda de prensa, rodeados de gran expectación ante la que será la única representación en el Estado del espectáculo The Giacomo variations.

Se trata de la segunda colaboración de Malkovich y Sturminger tras The infernal comedy, en la que también unieron música y teatro. Ahora son piezas de Mozart y Lorenzo da Ponte las que se intercalan con la interpretación de Malkovich transformado en un Giacomo Casanova próximo al momento de su muerte y que busca el sentido de su vida rememorando su historia en compañía de una mujer, Elisa, a la que da vida la actriz lituana Ingeborga Dapkunaite. Malkovich confesó que le encanta este personaje, y aunque considera "difícil" identificarse con alguien que vivió en una época completamente distinta, con reglas diferentes, sí que comparte con Casanova la "fascinación" por las mujeres y su "curiosidad" por una sorprendente variedad de temas. Según dice, Casanova estaba "siempre enamorado, prácticamente cada día, y eso es algo realmente especial".

Pero más allá de esa imagen del personaje vinculada al amor y las mujeres, el espectáculo saca a la luz otra faceta de Casanova. Y es que, en opinión de director del espectáculo, se "infravalora" a un personaje "realmente interesante" y "muy profundo" que viajó por países europeos y conoció a muchas personas. En opinión de Sturminger, el seductor italiano era una persona "con un legado muy importante" y por eso lo tenía que interpretar alguien que tenga también ese bagaje. "Giacomo Casanova estaba hecho para John Malkovich", comentó. Y tenía que ser una mujer quien escuchara las confidencias de Casanova. Era lo "lógico", según la compañera de reparto de Malkovich. Junto a ellos estarán sobre el escenario el barítono austríaco Florian Boesch y la soprano Sophie Klumann, que consideran "muy refrescante" esta forma de entrelazar ópera y teatro, en la que hay que escuchar la música con una "nueva mentalidad".

Aunque con este espectáculo Malkovich se sube una vez más a las tablas del escenario, no deja el cine de lado y asegura que se siente igual de cómodo en cualquier faceta. Aunque reconoce que el proceso de rodaje de una película es duro y no cree a quienes sostienen que les gusta. A su juicio, en realidad lo que les gusta es el resultado, pero no el proceso.