bilbao. Como un rolling stone, un canto rodado. Dando tumbos. Así vive Bob Dylan a sus 71 años. En la carretera, como un viejo hippie subido a un autobús y embarcado en una gira sin fin que esta noche reposta gasolina en Bilbao, en la explanada del Guggenheim. A partir de las 21.00, en torno a 7.000 seguidores disfrutarán del repertorio del de Minnesota, que hará un repaso de casi dos horas con guiños obligados a Tangled up in blue, All along the watchtower y Highway 61 revisited.
Dylan tocará en Bilbao antes de viajar al FIB. La cercanía del museo vizcaino -dado el gusto por el arte del compositor nacido Robert Allen Zimmerman- y su paso posterior por un festival centrado en el pop alternativo ofrecen una fotografía del estatus de leyenda del autor de Blowin´ in the wind, un tipo con "voz de cabra morfinómana", según Moncho Alpuente, pero un icono para el arte del último medio siglo.
El aforo inicial, para 5.000 fans, se cambió hasta las 7.500 butacas. La previsión es un recital "de entre hora y media y dos horas" en el que, al parecer, acudirá con el quinteto de su Never Ending Tour, integrado por los guitarristas Charlie Sexton y Stu Kimball; el bajista y contrabajo Tony Garnier; el batería George Recile; y el multiinstrumentista Donnie Herron (pedal steel, mandolina, banjo y violín). Dylan hará un repaso concienzudo a su discografía aunque parte será difícilmente reconocible, como siempre, dada su afición a incluir desarrollos y arreglos nuevos. Entre los clásicos obligados que está interpretando en la gira actual están Leopard-skin pill-box hat, Don´t think twice, It´s allright, Highway 61 revisited, Tangled up in blue o Like a rolling stone. Llegado de Montreaux, Dylan, que llena sus periodos sin música con la pintura -ha expuesto varias de sus obras-, podría además dejarse caer por el Guggenheim. A pesar de no haber logrado nunca un número 1 internacional y haber vendido solo alrededor de 60 millones de discos, una minucia frente a los 600 de Beatles, Dylan es un artista sin competencia en la música popular debido a la profundidad y emoción de sus letras, reflejo de una genialidad controvertida. Genio imprevisible y excéntrico, poco dado a las entrevistas y a la exposición pública, hoy volverá a impedir a los medios de comunicación tomar imágenes de su concierto. De su paso por Gasteiz sí quedan algunos retratos como el que ilustra esta pieza, todavía resonantes para muchos los ecos que dejó ese bolo en el escenario del Azkena Rock Festival.