Vitoria. A medio camino entre Valladolid y Gasteiz transcurre de manera habitual la vida de la bilbaína Blanca Holanda. Mañana, eso sí, toca parada obligada a las 19.00 horas en la calle San Prudencio de la capital alavesa. Allí, en el interior de Elkar, y junto a todos aquellos que quieran acompañarla, la autora presentará algunos de los detalles que componen su primera novela, La coleccionista de sensaciones. "Es un libro muy dinámico, que se lee muy rápido y que engancha, donde al lector le va a apetecer evadirse, sentir placer, disfrutar... Es una obra en la que hay de todo: viajes, sonrisas, suspense, amor, amistad..., es decir, historias distintas en las que cualquiera puede identificarse", explica la autora.

Una joven restauradora francesa llamada Nadia es la protagonista de esta historia que Holanda empezó a construir sobre el papel hace cuatro años y que ahora, después incluso de algún que otro traspiés informático reconvertido en experiencia positivo, cobra forma y fondo definitivos para empezar su otra vida en la mano de aquellos que tomen sus páginas entre las manos. "Un día pensé en las sensaciones y experiencias que había tenido en mi vida y me decidí a volcarlas en unos papeles. Pensé en qué pasaría si metía todo eso un frasco de cristal y así empezó todo. Este libro responde al deseo de contar historias a los demás, a la necesidad de transmitir mensajes positivos y de esperanza a la gente".

Viajes físicos a sitios muy lejanos entre sí, pero también internos a emociones y vivencias diversas, configuran la vida de Nadia en un libro en el que también lo trágico y vengativo, e incluso lo sobrenatural, parecen tomar cuerpo, siempre con la referencia ineludible a la colección de sensaciones que la restauradora ha ido configurando con el paso de los años y que hace descansar en un cobertizo rodeado por orquídeas. Eso sí, todo lo demás y a todos los personajes que van apareciendo en la obra, desde viejas amigas a nuevos amores, el lector los tendrá que ir descubriendo por sí mismo. "Espero que la gente se enganche rápido y sobre todo que, en los tiempos en los que estamos justo ahora, las personas se puedan evadir de su día a día", apunta la escritora, quien cree que en su protagonista principal se pueden ver reflejados tanto hombres como mujeres. "Todos llevamos en la piel nuestra propia colección de sensaciones; por eso creo que la gente puede encontrar entre estas páginas motivos para pensar en lo que importa y sentir mucha esperanza".

Una historia de superación, eso es a lo que se enfrenta una Nadia que en un momento dado se ve reconvertida en una heroína que necesita de los demás para poder salir airosa de aquello que se le pone delante. "Tiene que aprender nuevas lecciones para mejorar. La vida es un camino de sabiduría".

De hecho, la propia realización de este libro, publicado con Bohodón Ediciones, fue para Holanda una prueba en sí mismo. Sus diferentes partes se fueron plasmando en tiempos de espera o de viaje en aeropuertos y trenes, salvo un periodo de diez meses en los que la autora tuvo que hacer un parón. Cuando ya tenía todo terminado en diciembre de 2010, empezó el proceso de corrección pero su ordenador decidió borrarlo todo. "Fue un doble reto: por un lado, escribir y publicar una novela; por otro, tener que hacerlo dos veces", describe la autora que ya tiene entre las manos sus próximos proyectos, otra novela que ya está escribiendo y una propuesta pensada para los más pequeños.