México. El escritor mexicano Carlos Fuentes, autor de una veintena de novelas, entre ellas Terra Nostra y La muerte de Artemio Cruz, falleció ayer en la Ciudad de México a los 83 años, según dijeron a Efe fuentes del hospital donde fue atendido.

Fuentes fue un intelectual extraordinario que cuestionó a su país por ser incapaz de construir una democracia más auténtica y desde la literatura encaminó a la narrativa en lengua española hacia la modernidad. Crítico del nacionalismo oficial mexicano, cosmopolita, Fuentes -nacido en Ciudad de Panamá, Panamá, 1928, de padres mexicanos- ejerció una notable crítica contra su país, invocando su incapacidad para convertirse en una sociedad moderna y empeñado en desvelar los misterios del alma mexicana. Su concepción de la lengua era "como un río caudaloso a veces, apenas un arroyo otras, pero siempre dueño de un cauce (...), toda una profusa corriente de oralidad entre dos riberas: la memoria y la imaginación".

Amante del idioma en que escribía, llegó a decir que su lucha por conservar el español duró toda su niñez, pues estuvo "a punto de perder su idioma nativo cada veinticuatro horas". "El idioma quería decir para mí nacionalidad: era un conjunto opresivo de significados sujetos siempre a lucha, a reconquista", apuntó.

Considerado el fundador de la novela modernista en México, el intelectual cursó estudios superiores en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra (Suiza). Admirador de autores como los británicos D.H. Lawrence y Aldous Huxley, Fuentes consideraba pertinente la ficción para responder a las preguntas de cómo éramos y cómo seremos, y conocer el mundo desprovistos de la racionalidad. "Ni la ciencia, ni la lógica, ni la política nos darán una respuesta. Tampoco nos la dará la novela. Lo que hace la novela es plantear la pregunta de una manera equívoca, de una manera cómica, transgresora que las otras disciplinas no nos permiten", llegó a decir. A su obra narrativa el propio Fuentes la llamó la "Edad del tiempo", e incluye títulos como Los días enmascarados (1954), La región más transparente (1958), La muerte de Artemio Cruz (1962), Gringo viejo (1985), La silla del Águila (2003) y La voluntad y la fortuna (2008), sobre la violencia ligada con el narcotráfico. Entre sus ensayos destacan Cervantes o la crítica de la lectura (1976), Los 68 (2005), y La gran novela latinoamericana (2011). En 2008 el español Juan Goytisolo dijo que Carlos Fuentes logró junto con García Márquez y el resto de los llamados autores del boom latinoamericano. Para el crítico literario mexicano Christopher Domínguez, "la obra de Fuentes es el conjunto más complejo y variado de la narrativa mexicana", y en la misma estuvieron "todas las conquistas y tendencias de la literatura contemporánea". Domínguez destaca entre su obra la novela Terra Nostra (1975), "el único de sus libros que puede ser leído más allá del horizonte mexicano y la novela que lo sobrevivirá".