MIAMI. "Hace un mes no sabía que uno se iba a sentir aquí tan como en casa", dijo en el escenario "el flaco de Úbeda", como lo llaman muchos de los hispanos que hoy coparon en estadio de los Miami Heat de la NBA para verlo y que, según dijo, estuvieron "más entonaditos que en Nueva York".

Este jiennense llegó a Miami ataviado con su clásico bombín, su aureola de bohemio y nostálgico poeta, y cargado de temas de su último disco, "Vinagre y rosas" (2009), como "Tiramisú de limón" y "Virgen de la amargura", pero sobre todo con muchos de sus grandes clásicos.

Así, se pudo escuchar "Morirme contigo", "Pirata triste", "Pastillas para no soñar", "Y nos dieron la diez", "Princesa", "Tan joven y tan viejo", "19 días y 500 noches", "Y sin embargo", "Peor para el sol", "Medias negras", "Aves de paso", "Esta noche contigo" y "Ganas de...".

También cantó "Peces de ciudad", un tema que dedicó, entre otros, al colombiano Juanes, a quién, según relató, lo conoció hace "muy poquito tiempo", pero es una de esas personas que "a la media hora parece que es un amigo de toda la vida".

Acompañado de Mara Barros, con la que interpretó a dúo "Y sin embargo te quiero", el trovador de 62 años cantó para la gran colonia de hispanos que habitan la mestiza Miami.

"Good evening, Miami; buenas noches Argentina, Venezuela, Colombia, Costa Rica, Puerto Rico", dijo Sabina, quien casi se olvida de saludar también a la colonia española a la que, como al resto, dio las "gracias por haber esperado" cuando su "mala salud de hierro" le falló y obligó a cancelar la gira que tenía previsto dar el pasado mayo por EEUU.

Cuando en su saludo incluyó también un "buenas noches, Cuba", el público reunido en Miami (bastión del exilio cubano) respondió con un fuerte aplauso, igual que cuando explicó que la música de "Canción para la Magdalena" había sido compuesta por "uno de los mejores músicos del mundo mundial, y que además es mi hermano: Pablo Milanés".

El artista cubano tocó en Miami el pasado agosto por primera vez y ofreció un concierto que desató fuertes críticas entre un sector del exilio cubano, que protesta por actuaciones de músicos de la isla que no han renegado del régimen castrista.

Durante el concierto de hoy, y como había adelantado, Sabina no hizo alusión alguna a cuestiones política, aunque en una entrevista previa con Efe no tuvo reparos en calificar el régimen cubano de una "gerontocracia paralizada" a la que no le quedará más remedio que "abrir sus puertas" tarde o temprano.

El cantautor español, que cuenta con quince discos grabados, ha explicado con emoción que esta gira es, sin duda, una forma de "revivir una antigua juventud soñada" por escenarios que formaron parte del imaginario sentimental del autor de discos como "Física y química" (1992) o "Esta boca es mía" (1994).

Tras esta última noche en los escenarios estadounidenses, Sabina parte para México, para rendir allí cuentas en Mérida, México DF, Guadalajara y Moterrey a los seguidores que tampoco pudieron verlo cuando suspendió su gira del "penúltimo tren", con el que ha viajado ya por gran parte de España y América Latina.

"Mañana nos vamos a nuestro querido México lindo y tal vez nos dé tiempo a celebrar con la querida Chavela Vargas su 93 cumpleaños", dijo el cantante antes de entonar "El bulevar de los sueños rotos", sobre la vida de la mítica cantante.