Cuando esta legislatura termine, ¿qué le gustaría haber aportado para decir que ha cumplido con su trabajo en la Diputación?
Cuando te planteas un reto de este tipo, lo mismo que cuando se me propuso el de la concejalía en Mondragón, lo primero para mí es: las cosas, bien hechas. Desde muy jovencita estoy trabajando, soy una persona que se ha hecho así misma y siempre he sido, y eso es un pequeño fallo, demasiado perfeccionista. He estado ocho años de concejal en Mondragón y creo que he trabajado pensando en el pueblo y no en unas siglas políticas, y si algo me satisface es que cuando fui nombrada diputada, me encontré con mucha gente allí de todos los colores que me dijo que era una pena que me fuese por lo bien que lo había hecho. Yo les dije: "pero si no me habéis votado", pero ellos me contestaron que eso no era obstáculo para reconocer mi labor.
¿Pasar de una única concejalía en la oposición de un municipio como Arrasate a diputada de un Ejecutivo foral que rige a una provincia es un cambio muy radical?
El espíritu y las ganas son iguales. Efectivamente, allí estaba en la oposición y no me tocaba gestionar, pero, con mi voto, he colaborado en muchas de las cosas que se han realizado. Ahora llego a un departamento que cuenta con 110 funcionarios más los trabajadores del Instituto Foral de la Juventud y con un presupuesto que, aunque mermado por los tiempos que vivimos, es importante, y es indudable que es todo un reto. He sido montañera desde muy jovencita y los retos nunca me han asustado. Por eso acepté este puesto. Y en él sólo voy a hacer una cosa: trabajar.
Hace unos días presentó las líneas generales del departamento en Juntas y justo ahora se encuentra ultimando el presupuesto para 2012. Eso supone tomar decisiones que gustan a unos y crean polémica con otros. ¿Preparada?
Éste es un departamento muy grande y he estado todo el verano estudiando los detalles del mismo, familiarizándome con las personas y las tripas, por así decirlo, del área. Lo primero que vi es que íbamos a tener dificultades económicas y que el recorte tenía que ser inmediato. Por eso lo paramos todo. Antes me preguntabas por cómo me gustaría marcharme y tengo claro que, cuando eso pase, quiero poder decir: he hecho lo que sé con honradez, con el ánimo de no endeudar a los alaveses y con la satisfacción de haber sido justa. No me olvido de que lo que tenemos en las manos es dinero de los ciudadanos, no de la Diputación.
Ahora que hablamos de dinero, en Juntas dijo algo a lo que nadie pareció prestarle mucha atención pero que sonó bastante preocupante: que esperaba que el recorte en las cuentas para 2012 sólo fuera del 10%. ¿Pero es que puede ser más?
Sí, es posible que el porcentaje sea mayor. Hace un mes leía que Cultura del Gobierno Vasco se planteaba que iba a reducir sus presupuestos un 11,5%. Hace unos días apareció que el recorte podía llegar al 20. Las noticias económicas no son buenas y si la rebaja para 2012 sólo es del 10% me daría por contenta.
¿No es la crisis la excusa perfecta para 'meter mano' en algunos temas que no gustan?
No es mi caso. Por supuesto, hay cosas que me gustan más que otras. Por ejemplo, en el caso del Proyecto Amarika, yo no discuto que las cosas se puedan haber hecho bien hasta ahora, sólo digo que no voy a realizar la gestión como lo han hecho mis predecesoras con respecto a esta cuestión. Creo, sinceramente, que podemos hacer la gestión de las salas forales desde dentro. Además, Amarika iba muy encaminado en una determinada dirección y pienso que se pueden hacer más cosas. De todas formas, todo esto no quiere decir que la decisión suponga no volver a contar con la Asamblea Amarika. Si me presentan un proyecto que me guste, por qué no vamos a colaborar. Pero el recorte al que nos vamos a ver obligados no es una excusa para nada. Otra cosa es que tengamos que optimizar los recursos y no podamos conceder determinadas cantidades a algunos proyectos. Ya me gustaría poder disponer de más dinero, aunque siempre he sido muy austera, que no tacaña. De todas formas, insisto en que las dificultades económicas no son una excusa. Todo el mundo es consciente de la posición que ha tenido mi partido en cuestiones como Amarika, nadie se puede sorprender de mis decisiones. Dejando eso a un lado, hay que saber que la crisis nos va a obligar a todos a unir esfuerzos, a mermar un montón de cosas y a sacar a relucir el ingenio. Por ejemplo, tenemos muchos contenidos dentro de nuestros museos, pues vamos a ver cómo podemos utilizarlos de otras maneras y en otros momentos. Cuidado, no vamos a hacer cosas ni mejores ni peores. Yo no me considero mejor que nadie, mi acción se va a regir por lo que a mí me parezca lógico, entendiendo que a algunos, lo que haga, les puede gustar más o menos. Ni voy a decir que lo que se ha hecho hasta ahora es todo malo, ni mucho menos. Yo no echo nada para atrás sino que hago proyectos distintos.
¿Pero es que venimos de tres años en los que los presupuestos públicos para Cultura, también en el caso de la Diputación, se vienen recortando, no es algo nuevo?
Sí y qué quieres que le haga yo. El otro día estaban aquí mismo unas personas relacionadas con el mundo del deporte que me decían que sin una serie de cosas concretas no podían hacer nada y que yo tenía que rascar dinero. Y yo digo: ¿de dónde? De cero, no puedo rascar porque me quedo en menos cero. No tenemos un duro. Todo se ha paralizado. Tenemos compromisos adquiridos y con esos hay que cumplir. Luego, pues hasta donde lleguemos.
Con este panorama, parece complicado aplicar, como ha comentado, eso de ser realistas pero optimistas.
No es imposible ser optimista. Si hacíamos diez exposiciones al año aquí, ahora tendremos que organizar seis. Qué le vamos a hacer, ya vendrán tiempos mejores. Hombre, no vamos a estar parados, no se trata de no hacer nada. Tengo 66 años, nací en una época muy difícil y aunque no pasé hambre, sí muchas necesidades. Después vinieron tiempos mejores y también peores. A todo eso se sobrevive.
Lo decía porque habla sobre sacar chispas, por ejemplo, al Bellas Artes de Álava o al Museo de Ciencias Naturales, que es algo que le hemos escuchado a los últimos tres o cuatro diputados de Cultura. Ninguno de sus predecesores ha conseguido dar grandes pasos en estos casos y me pregunto cómo quiere hacerlo usted si tiene menos recursos.
Cuidado, igual no conseguimos lo que queremos, pero sí pensamos que haciendo cosas pequeñas, buscando otros enfoques y matices, podemos alcanzar nuestros objetivos. Es el caso de Bellas Artes. Tenemos pensado habilitar una sala que, eso sí, no va a ser para exponer. Dentro de poco podré decir para qué. El museo nos lo piden mucho para eventos pero hay que tener en cuenta determinadas características como el suelo, que hay que cuidar de forma especial. Además, el recinto no tiene nada alrededor... No sé, vamos a ver si le puedo dar un aire distinto con lo que tengo en mente, quién lo va a gestionar... No estoy pensando en que de noche a la mañana el museo esté a rebosar a todas horas, y menos partiendo de la base de que hay mucha gente que no sabe si quiera que allí hay un museo. Para los propios alaveses son una incógnita muchos de los recursos culturales que tenemos. Ideas tengo y no de alto costo. Mira, por ejemplo, lo de la señalética de los museos. Está fatal y nadie en la Diputación se ha molestado en llamar al Ayuntamiento para ver qué pasa con eso. Hasta ahora. Puede parecer una tontería, pero todos esos detalles son los que suman.
¿Son ideas como las de la especialización de las salas forales de exposición, que será lo que sustituya al Proyecto Amarika?
Pues sí. Lo que queremos es buscar a los tres espacios una vertiente diferente, ni mejor ni peor de lo que se ha hecho hasta ahora. Es darles otro aire distinto. Hay técnicos en la Diputación que han estado con poca actividad y eso les ha generado mucha decepción, aunque pueden hacer este trabajo.
De toda la cuestión de Amarika, tal vez lo que más se reclama a la nueva Diputación es qué se va a proponer para apoyar a los artistas de aquí. Usted ha dicho que la sala Amárica se va a dedicar a trabajar con el entramado local pero no ha dicho cómo.
Se hará.
Pero estamos hablando de exposiciones...
Sí.
...y de programas de becas y ayudas...
También. Eso sí, dentro de las disponibilidades que vamos a tener. No digo que no vaya a ver becas, pero si antes tenía 20 para ayudas, igual ahora sólo tengo 15 o 10. Se puede y queremos poder. Y queremos contar con los artistas locales. Ahora, qué entendemos por un artista de aquí. El otro día se me echaba en cara contar con la Quincena Musical donostiarra para una programación en concreto. Qué quieres que te diga, mi país es más grande, está en todo el mundo. Si me van a decir que traer un grupo de Tolosa a actuar en Álava es traer de fuera, pues no entiendo nada. En casa tenemos mucho y bueno, pero igual no para cubrir todo. Además, ¿qué es un artista de aquí? ¿un eibarrés puede ser un artista local? No sé, yo tengo claro que voy a contar con los creadores alaveses.
La situación con Amarika marca la polémica ahora, pero si hay un tema que usted hereda y que ha dado para mucho, ese ha sido el de Iruña Veleia. ¿La lentitud de la Justicia con el caso no tira para atrás del proyecto?
Creo que no. A mi juicio, no tiene que ver un plano con respecto al otro. Iruña Veleia es una de las riquezas culturales no ya de Álava, sino de España. Es un yacimiento que hay que cuidar mucho aunque determinadas cuestiones se ralenticen. Iremos poco a poco y si lo que más cuesta es escabar, pues tendremos que dejar de hacerlo como hasta ahora.
¿Alguien del anterior equipo de arqueólogos o de alguna de las asociaciones de apoyo al yacimiento se ha puesto en contacto con usted?
SOS Veleia han pedido cita y creo que ya la tenemos cerrada.
Iruña Veleia, el Valle Salado, la Catedral Santa María, Artium... son nombres que ha utilizado para armar esa idea de vincular la oferta cultural con el turismo y a más de uno se le han puesto los pelos como escarpias.
¿Pero es que la cultura no genera riqueza económica más allá de la conceptual o anímica? ¿Qué haría Artium si no tuviera visitantes? Es un museo que expone y que cobra entrada por ver las muestras y por asistir a varias de sus actividades. Por lo tanto, genera riqueza. Y ahí allí un montón de puestos de trabajo. Es decir, todo va unido. ¿Por qué no podemos hacer una campaña turística invitando a ver la cultura que tenemos aquí? Desde luego, es mi intención hacerlo. ¿Qué es el Abierto por Obras de la Catedral? Pues turismo cultural. Es que parece que lo estamos enfocando todo desde una perspectiva económica, pero de eso nada. Ahora, tampoco vamos a cerrar los ojos a ello. Una vertiente y la otra queremos que vayan unidas. La cultura es turismo, es riqueza y es economía, cómo no. A todo eso hay que sacarle partido.
Ahora que habla de ese certamen, la Diputación comparte dineros e impulsos a grandes eventos con el Ayuntamiento de Vitoria y Caja Vital a través de Cultural Álava, un organismo al que no sé qué futuro le espera.
Yo tampoco, máxime viendo lo que ha pasado con Caja Vital y Krea. De todas formas, si el ente no puede seguir o no con ese nombre, no te preocupes que pensaremos en otra fórmula. Espero que no pase, pero si alguno de los tres socios se retira, ya encontraremos el modo de continuar. Está claro que citas como el Azkena o el Jazz van a seguir y van a contar con nuestro apoyo, aunque en un momento tengamos que recortar un poco el dinero. Además, tenemos que agudizar la mente y buscar patrocinadores, aunque el sector privado esté también con dificultades. Si no hay un gran patrocinio para un evento, hay que buscar diez pequeños.
Álava es más que Vitoria. También en este sentido, usted ha prometido, como lo han hecho casi todos los diputados de Cultura hasta el momento, que quiere hacer cosas en la provincia, aunque ninguno de sus predecesores ha tenido éxito al completo.
No todos los pueblos tienen infraestructuras para hacer de todo, pero, aún así, se pueden dar pasos. Una de las cosas que hacen falta es voluntad por parte de los municipios, ganas de involucrarse. A partir de ahí, lo mismo: poco dinero pero bien aprovechado. Por ejemplo, con la red de órganos restaurados que hay en Álava, igual todo el año no podemos traer a grandes figuras a tocar como en agosto, pero sí dar la oportunidad de actuar, el resto del año, a alumnos de últimos cursos de órgano, gente con ganas y que sabe lo que se hace. Hay que estrujar la imaginación.