vitoria. No es la primera vez que la artista bilbaína Beatriz Olabarrieta deja muestras de su trabajo en Gasteiz. En 2008 tomó parte en el programa Inmersiones del Proyecto Amarika y, ese mismo año, fue uno de los vértices de una muestra colectiva en la galería Trayecto, el mismo espacio que acoge ahora, hasta el 4 de noviembre, un trabajo individual de la autora, que lleva por título Inarticulado. Como esa planta que flota.
Olabarrieta firmó su master de escultura en el Royal College Of Art londinense, y también allí, donde trabaja actualmente, donde reside desde hace una década, gestó la identitaria serie de fotografías que mostraba en su anterior visita a Trayecto, acompañada de la instalación Handmade game maybe for squirrels, que reflexionaba sobre una educación artística, en la que "estamos todos en cajitas, cada uno en su estudio, como ardillas", jugando "con reglas que no existen, pero con objetos reconocibles".
Un artista, como un individuo, se encuentra siempre en constante proceso de cambio, pero "hay ciertas cosas que siempre están ahí", reconoce. En su caso, el concepto de juego se repite, establecido en un recorrido en el que el galerista Fernando Illana destaca su carácter corpóreo, su voluntad orgánica.
De alguna manera, la exposición de Olabarrieta arranca de nuevo de la fase formativa, de un concepto, inarticled, que "se utiliza mucho mientras estás en las escuelas de arte" y que consiste en la capacidad del alumno de legitimar su trabajo, de "poder argumentar de qué va". Al pasar al castellano, apunta la artista, la palabra "es más abierta".
Tan abierta como la actitud de sus piezas, objetos o construcciones que respiran de forma libre a lo largo del espacio de la calle San Vicente de Paul. "Las piezas no están fijadas, pegadas ni atornilladas, con lo que pueden plegarse o transformarse muy fácilmente, ofrecen esa posibilidad", explica, remarcando la importancia que posee cada marco expositivo en su labor. "No sería lo mismo en otro sitio".
Desde los mismos materiales, el trabajo se muestra en una dicotomía abierta, la que combina la tradición de la madera con las nuevas relaciones que ofrece el lenguaje del vídeo. Son materiales industriales de bajo coste los que alimentan los objetos que dialogan durante las próximas semanas en Trayecto.
Las maderas se sostienen en precaria firmeza, buscan formas y volúmenes en los que Olabarrieta construye ese edificio no construido, suerte de metáfora de la incertidumbre y el crecimiento continuo en el que se mueve el devenir de cualquier creador.
La imposibilidad de fijar algo que muestra el vídeo, en el que la artista trata de cercar con su bolígrafo una canica en perpetuo movimiento, es un reflejo más de esta marea y permite que "la obra siga abierta a recibir información", la que tratarán de gestionar en su visita quienes se acerquen a la galería.
nuevo curso Beatriz Olabarrieta se encarga de inaugurar este nuevo curso en Trayecto, que ya tiene perfilada su mirada para el presente curso, con algunos nombres clásicos del espacio. El próximo en acercarse hasta la galería será Aitor Lajarín, al que seguirán Néstor Sanmiguel, una muestra colectiva y otra individual que pondrá final a la temporada, con ARCO como parada obligada a principios del próximo año. Pero antes es el turno de Beatriz Olabarrieta, de su universo inarticulado.