DONOSTIA. En una entrevista con Efe, el director vasco ha reconocido que creó a Santos Trinidad, el policía corrupto y acabado, que es el alma de la película, pensando en José Coronado, con el que ya trabajó en "La vida mancha" (2003) y "La caja 507" (2002).
Santos Trinidad, un policía que repele desde el primer fotograma física y moralmente, es un ser "que solo quiere salvar su culo, pero de repente se encuentra con algo mucho más complejo", detalla Coronado a Efe.
Un personaje complejo y delicado a quien el actor debía modelar para que el público sintiese empatía. "Esa tristeza de Santos hace que el espectador le coja un cariño raro y hagan el viaje con él y quieran que triunfe", dice.
"No habrá paz para los malvados", título que el director ha tomado de un versículo del libro de Isaías, es un relato "imparable" que no tiene tiempo de explicar qué le ha pasado a Santos Trinidad, cómo ha llegado a ser el desecho de persona que es, "eso sería otra otra película", sugiere Urbizu.
El atractivo actor madrileño, ya rasurado y luciendo un aspecto inmejorable a sus 54 años, está convencido de que esta cinta es "un peliculón" que demostrará el vigor del cine español, gracias a la potencia creativa y el talento del director que, dice, "deja muy por debajo a muchos thriller americanos con diez veces menos presupuesto".
Coronado encarna a un hombre acabado, amargado, alcohólico y solitario, tan de poco fiar que sólo le soporta su compañero de patrulla.
Su delirante existencia le lleva en la primera escena a una última copa en un bar de chicas donde acaba acribillando a balazos, y a sangre fría, a todos los presentes menos a uno, de aspecto árabe, que escapa, y con él comienza la persecución de Santos.
A pesar de ser un thriller negro, policiaco y lleno de intrigas relacionadas con las mafias del narcotráfico y los bajos fondos del Madrid más actual, el giro de la película hacia el terrorismo islámico, y muy claramente hacia el atentado del 11-M y a la desasosegante sensación de inseguridad que provocó, es tan sorprendente como eficaz.
"No creo que la película vaya sobre el 11-M, toma esos hechos reales, esos mimbres, y a partir de ahí crea una ficción que busca preguntas: ¿cómo es posible que sucedan estas cosas, qué falla en nuestro sistema de seguridad, e incluso, socialmente, con esa sensación de incertidumbre y de miedo?", reflexiona Urbizu.
Santos Trinidad emprende la caza del hombre mientras el sistema judicial hace lo mismo con arena en los engranajes, porque, apostilla, "también desnuda a la gente que no hace bien su trabajo".
"Soy un novato en Donostia y me siento muy honrado -dice Urbizu- sobre todo tratándose de cine de género que no suele tener cabida en los festivales, todavía hay gente que mira el cine negro por encima del hombro, pero es un sitio excelente para presentar una película", que el público podrá ver en las salas a partir del próximo viernes.
En el reparto están, además, en la parte de "los buenos", Helena Miquel, la cantante de "Delafé y las flores azules", que debuta con una muy creíble jueza Chacón y el televisivo Juanjo Artero como el agente Leiva, que es "como podría haber sido Santos si la vida y el azar no le hubieran convertido en ese hombre", subraya el actor.
La película, que supone el regreso de Urbizu tras ocho años de silencio, "va proponiendo piezas y, si las enganchas, resulta aterrador", concluye el cineasta.