uNA extraña forma se cuela en la pecera de las medusas en el Aquarium donostiarra. Emula la forma geométrica de estrella que las medusas dejan ver a través de su piel transparente pero, a su vez, cada una de las aspas tiene una apariencia reconocible: son caballitos de mar. "Es el guión, el hilo conductor de la instalación; un recorrido en el que la ciencia dialoga con el arte", afirma Charo Garaigorta, responsable del área de Educación de Artium, artista y la artífice de Science is fiction, un proyecto-experimento que se puede visitar en el interior del conocido espacio de la capital guipuzcoana hasta el próximo 2 de octubre.

Todo aquel que se acerque hasta este lugar podrá descubrir durante su visita las obras de distinto formato que componen la instalación. Dibujos, acuarelas, fotografías y esculturas se mezclan entre las especies marinas del Palacio del Mar donostiarra, jugando con los espacios del museo de tal modo que la duda asalta al espectador, quien se plantea si en realidad lo que está viendo forma parte del entorno natural que observa, o bien es una obra de arte intrusa en el medio marino.

Explorando

Un macho que da a luz

El objetivo de la autora, en este viaje de Gasteiz a Donostia, es que quien recorra la instalación se deje llevar por "la observación, la reflexión y el disfrute; que le haga pensar y que le plantee preguntas", señala Garaigorta, quien describe la obra como "un espacio mágico de reflexión".

Este proyecto, no obstante, tiene como nexo de unión el caballito de mar. ¿Por qué? "Es la única especie en la que el macho es el que da a luz. Me parecía un tema contemporáneo e interesante que podía guiar el recorrido por el Aquarium y por otras disciplinas como la antropología, el género, la educación, la divulgación científica.... Es también una excusa, porque es un potente símbolo del imaginario colectivo", responde Garaigorta.

La película

Entrevistas en Bilbao y Nueva York

El caballito de mar protagoniza también la película Science is fiction, integrada en el recorrido con cuatro sesiones diarias, donde se explica la anécdota reproductiva de este animal mediante entrevistas realizadas a un grupo variado de gente en Bilbao y Nueva York e intercaladas con dibujos animados. "El punto de partida es el caballito de mar. ¿Cómo lo miramos? Les pido a niños y mayores que describan lo que ven y te das cuenta de cómo van interpretando y proyectando conocimiento a partir de lo que saben, es una buena forma de comprobar cómo abstraemos información a partir de un objeto", detalla la artista.

Todo ello va más allá del extraño rol sexual del caballito de mar. La propia contradicción que representa sirve a la autora de Science is fiction para jugar con dicotomías como el arte y la ciencia o plantear preguntas tan vitales que dan qué pensar: ¿cómo sería el mundo si los hombres diesen a luz?

Pero la muestra está abierta a la imaginación de cada uno, tanto como para que la pueda entender cualquier tipo de público, precisamente, el que acude cada día al Aquarium donostiarra. Es una invitación a "la exploración", como recalca Garaigorta, artista mutidisciplinar que cuenta en su haber con exposiciones en la Sala Rekalde de Bilbao, la Casa de América de Madrid, el Bronx Museum de Nueva York o el Museo de Arte Contemporáneo de Ceara (Brasil), entre otros.

Por tanto, se ofrece un viaje misterioso a caballo entre la ficción y lo real o, como recalcan desde el museo, un lugar donde "están implícitos" todos los conceptos que han estado ligados al "mar" desde los orígenes: "Lo inexplicable, oscuro, miedo...".

Y en esa exploración por lo oculto el visitante se puede encontrar con esculturas como la anémona de loza que destaca en una de las peceras.

Por último, en los muros del museo se intercalan piezas de cerámica de la instalación La pared encantada que la autora y miembro del equipo directivo de Artium ya llevó a cabo en el Center for Curatorial Studies, Bard College de Nueva York. Una obra que encaja muy bien con la temática por la rugosidad de sus formas que recuerdan a conchas o crustáceos adheridos a una roca.

Una instalación, en definitiva, que en palabras de la propia artista "transforma sutilmente los espacios estériles del cubo blanco de la galería, mediante la acentuación de los ángulos con formas amorfas. Bastos grumos de arcilla cocida y zarcillos tentadores se alinean en los ángulos de las ventanas y puertas".