vitoria. La pesada losa en que se constituye el atributo de 'hijo de' tiene en realidad para Kyle Eastwood un doble significado. Entrevista tras entrevista, el vástago del icono por excelencia del spaghetti western responde sereno argumentando su dicha sobre el hecho de que creciera rodeado de discos de Duke Ellington, Charlie Parker o la Motown. Kyle sobrelleva con estilo la eterna cuestión acerca de la influencia de su padre, uno de los referentes de la historia del séptimo arte. Y es que, bajo una sombra tan alargada, un desarrollo artístico personal se antoja arduo. Pues bien, no para el contrabajista. O ésta es la impresión que se deduce tras oirle o leerle contestar una y otra vez con idéntica elegancia sobre el tema. No obstante, la ayuda obtenida de casi el único receptor de sus BSOs -de gran calidad por otro lado- ha sido, sin duda, más que valiosa. Kyle entró en el mundo del celuloide mediante apariciones no acreditadas en El fuera de la ley y Bronco Billy, para interpretar su primer papel de enjundia en El aventurero de medianoche, todas ellas dirigidas y protagonizadas por su padre. Asimismo, Clint le ha dado el grueso de las imágenes sobre las que inscribir los pentagramas (Invictus, Gran Torino, Million Dollar Baby...) pese a que su primera composición pueda escucharse en El novato (John Lee Hancock). Quizás no sea una sombra tan alargada, finalmente.
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