Madrid. "Emocionada, feliz y un tanto nerviosa", así describíó su estado de ánimo la escritora Ana María Matute, que mañana recibirá en Alcalá de Henares el Premio Cervantes 2010. "La primera vez que lloré leyendo un libro fue con la muerte del Quijote", confesó esta escritora en una multitudinaria rueda de prensa, que marca el pistoletazo de salida de los actos en torno al premio Cervantes.

Acompañada por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, quien repitió cada pregunta para solventar los problemas de audición de la autora, Ana María Matute se mostró feliz ante la prensa, pero también preocupada por la ceremonia del miércoles. "Leer el discurso es una de las cosas que más miedo me dan, reconozco que estoy muy nerviosa", señaló la autora, quien no quiso adelantar ningún detalle de su discurso, y sólo avanzó que versará sobre su labor como escritora y como lectora.

En este sentido, Ana María Matute reconoció que la primera vez que leyó el Quijote a los catorce años no le gustó, incluso le aburrió "muchísmo", pero cuando lo leyó ya "instalada como escritora", casi con veinte años, le "enamoró". "Fue la primera vez que lloré leyendo un libro y no por la muerte en sí, sino porque trae un desencanto, una frustración, y pensar que tu vida ha sido una pérdida de tiempo", afirmó la autora.

Salir de la depresión Para Matute su vida no ha sido una pérdida de tiempo porque ha estado centrada en la lectura y en la escritura, lo que le "ha salvado de grandes dolores y de muertes de personas queridas", aseguró, e incluso le ayudó a salir de una gran depresión. "Lo que le sacó de esa depresión fue Olvidado rey Gudú. "Ese libro me salvó, y volver a escribir y a ser yo misma, porque yo sin escribir no soy nada, no soy nadie", contó Matute, quien ha recibido otros galardones de prestigio como el Premio de las Letras (2007) o el Nacional de Literatura y el premio de Crítica por Los hijos muertos.

"Yo he aprobado en la vida, no me he equivocado", subrayó la autora, quien también recordó su triste infancia interrumpida por la Guerra Civil cuando sólo tenía once años, y cómo conoció la "cara más fea del hombre". Su mayor preocupación en estos momentos es la soledad del hombre actual, la incomunicación, y sobre todo, el dolor y el amor entre hermanos. "A la literatura se entra con el dolor y con las lágrimas", precisó Matute, quien considera que la gente anda ahora "muy sola por la vida". "Y eso me parece bastante inquietante", reconoció.

Cuestionada por su próxima novela, Matute confesó que recibir el Cervantes le ha retrasado en su escritura, que retomará tras el ajetreo del galardón y algún viaje pendiente. "Meterte en una novela es como sumergirte en el agua, primero hay que meter un poco los pies y luego llegar hasta el fondo", explicó.

En esa misma línea y en referencia a su última novela publicada, Paraíso Inhabitado, la ganadora del Cervantes aseguró que no tiene muy clara su idea del paraíso, aunque siempre tendrá que ver con el amor. "Pero tienes que construirlo y soñarlo", precisó.