nueva york. La fascinación que la joven francesa Marie-Thérèse despertó en Picasso desde el instante en que la abordó en una calle de París derivó en un intenso y largo romance, pero también en una prolífica serie de atrevidos y provocadores retratos, que en parte se pueden ver reunidos en Nueva York.
La responsable de esta iniciativa es la conocida galería de arte Gagosian Gallery, que hasta el 25 de junio muestra en su local de la calle 21 de Manhattan una colección de más de ochenta obras de Pablo Picasso (1881-1973), todas relacionadas con la figura de aquella amante, a la que solía retratar como rubia y con colores brillantes.
"Tienes una cara interesante. Me gustaría hacerte un retrato. Tengo el presentimiento de que vamos a hacer grandes cosas juntos", espetó el malagueño al abordar por la calle a una modesta joven a la que sacaba casi treinta años y que por entonces jamás había oído hablar de él.
Ante la indiferencia de ella cuando le dijo: "Soy Picasso", el artista la tomó de la mano, la llevó a una librería, le enseñó un monográfico de su obra y le preguntó si volverían a verse. Eran los inicios de una secreta y apasionada relación de ocho años. Aunque los historiadores no se ponen de acuerdo en las fechas, existe cierto consenso en que él, aún casado con la bailarina rusa Olga Khokhlova, tenía en torno a 45 años y ella cerca de 18 cuando hacia 1927 se conocieron, una diferencia de edad que no impidió que ambos mantuviera una prolongada relación de la que nació su hija Maya Widmaier Picasso.
Hoy, la nieta de la cautivadora pareja, la historiadora de arte Diana Widmaier Picasso, es la comisaria de esta ambiciosa muestra, en colaboración con el biógrafo del artista e historiador británico John Richardson, quien trabaja ahora en la elaboración de un catálogo razonado de las esculturas del malagueño.