Restan tres semanas para que arranque el Salón del Cómic de Barcelona, un momento idóneo para tomarle el pulso al tebeo estatal a través de sus principales figuras: los autores y editores. "Estábamos viviendo un gran momento, pero esa curva ascendente en producción, ventas y calidad ha chocado con la inevitable onda de decrecimiento causada por la crisis. El resultado es incierto, pero de momento parece que vamos a vivir unos años duros", explica Fernando Tarancón, responsable de la editorial vasca Astiberri. La situación económica no ha hecho distinciones, afectando por igual a sellos grandes e independientes. "La crisis ya se prolonga demasiado. Nosotros tenemos títulos que llegan a un sector más amplio, y compensan el descenso en las ventas de otras obras", afirma Lorenzo Pascual, de Diábolo.

Más optimista es la visión de Paco Roca, autor de obras como Arrugas o El invierno del dibujante. "Se están haciendo cosas interesantes que llaman la atención de un público general: tenemos un Premio Nacional, mayor atención de los medios, es más fácil comprar cómics en grandes superficies...", enumera. El índice de lectores creció en 2010 hasta el 14,5%, una cifra muy valorada por Alex Fernández, editor de Norma: "Cada día aparecen más títulos y editoriales, ya sean grandes o pequeñas. Las cifras de venta no reflejan la realidad, porque en la calle el cómic ya es una obra literaria más". Concepto polémico, la novela gráfica ha tenido mucho que ver en este despegue del tebeo. "Ha permitido que el cómic entre en las librerías generalistas, todo por cambiarle el nombre y darle un formato parecido al libro. Es una triquiñuela, pero bienvenida sea", defiende Juan Díaz, creador de la saga Blacksad.

El manga ha supuesto una pequeña revolución. "Es un formato que conecta muy bien con la gente más joven, una puerta muy buena hacia el mundo de los tebeos. Tengo la impresión de que cada año hay más gente en los salones de cómic", celebra el dibujante Darío Adanti.

El cómic tampoco se ha librado de la piratería. "El otro día me dijeron que el último número de Naruto se lo habían descargado 1.400.000 personas, ¡antes de que se publicara! Es una sangría muy difícil de cortar", lamenta José María Berenguer, editor de La Cúpula.

La publicación de tebeos en formato digital no sólo se antoja necesaria, sino que también es inevitable. "La forma de revitalizar el cómic no pasa por la forma, sino por la calidad de la obra, la capacidad de los autores de interesar al público y la de los editores de hacer llegar esos cómics a su público natural", opina Tarancón. El problema de fondo sigue siendo la inexistencia de una industria real.