madrid. El cine español celebra hoy su gran fiesta, con la que pretende dar carpetazo a unas semanas ciertamente convulsas y llenas de enfrentamientos, mensajes de 140 caracteres, dimisiones, leyes anti piratería y rumores de malos datos de taquilla en el último año. Los Premios Goya, que conmemoran su 25 aniversario, serán el escenario, nada menos que en el Teatro Real, en el que los cineastas Alex de la Iglesia e Icíar Bollaín salden finalmente sus cuentas pendientes ante la atenta mirada de todo el sector y la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde.

Precisamente la ley que lleva el nombre de la ministra fue el detonante de la dimisión del cineasta vasco al frente de la Academia de Cine. La noche que confirmó su salida, la vicepresidenta Bollaín reconoció que la Junta de esta institución le había tirado de las orejas por expresar sus opiniones sobre la polémica normal. A la mañana siguiente envió un comunicado mucho más duro en el que abordaba sus críticas a De la Iglesia. El cine español llega así tras días de esforzado silencio a su gran cita, con Andreu Buenafuente como maestro de ceremonias por segundo año consecutivo. Los galardones se entregarán por primera vez en el coliseo madrileño, en una gala que arrancará con un corto protagonizado por el popular presentador y veinte primeras figuras del cine español, en el que se cuenta "qué pasó realmente en la última noche de los Goya".

"Lo que más me gusta de este año no lo puedo contar, algo que es una lástima y también un aliciente", desvela Buenafuente, quien se moverá por el patio de butacas para hablar con las estrellas con la intención de que éstas estén más cerca que nunca del espectador.

En la ceremonia, que el año pasado fue la más vista de la historia de los premios, se entregan 29 galardones, incluido el Goya de Honor a Mario Camus. Podrá seguirse en directo a través de TVE a partir de las 22:00 horas, y será accesible para las personas con discapacidad auditiva.

4 CINTAS ACAPARAN NOMINACIONES

En cuanto a los premios propiamente dichos, Balada Triste de Trompeta, de Alex de la Iglesia, es la película más nominada con un total de 15 candidaturas. Le sigue Pa Negre de Agustí Villaronga con 14 y También la lluvia de Icíar Bollaín con 13 candidaturas. A su vez, estos tres filmes junto a Buried, de Rodrigo Cortés, que ha obtenido 10 candidaturas, son los nominados a Mejor Película. Los actores que optarán al premio a Mejor Actor son Javier Bardem (que ha anunciado su presencia en la gala) por Biutiful, Antonio de la Torre por Balada Triste de Trompeta; Luis Tosar por También la lluvia y Ryan Reynolds por Buried. Por su parte las actrices que aspirarán a recibir el Goya en la categoría femenina son Emma Suárez por La mosquitera, Elena Anaya por Habitación en Roma, Belén Rueda por Los ojos de Julia y Nora Navas por Pa Negre.

En que se refiere a la categoría de Mejor Director, están nominados Rodrigo Cortés por Buried, Agustí Villaronga por Pa Negre, Icíar Bollaín por También la Lluvia y Alex de la Iglesia por Balada Triste de Trompeta.

Este año los Goya llegan al final de una semana en la que la Ley Sinde ha pasado un trámite más, en esta ocasión en el Senado, hacia su aprobación final. Querellas entre internautas y entidades de gestión de derechos, discusiones políticas en todas las direcciones y una llamada del colectivo Anonymous a todos los descontentos para que protesten en la mismísima Plaza de Oriente el día 13. Definitivamente este XXV aniversario se va a celebrar por todo lo alto

Últimos preparativos A un día de la gala, la preparación de la 25 edición de los Goya en el Teatro Real de Madrid se convirtió en una película en sí misma, una "superproducción con un guión que encaja perfectamente", según sus responsables, y que hoy espera salir victoriosa ante tanta expectación.

"Y el Goya es para... el Teatro Real", bromeaba Juan Diego en el ensayo general, en el que se mantuvo el secretismo para no desvelar las sorpresas que llevan prometiendo desde hace semanas.

La más grande, en realidad, la había dado el propio presidente de la Academia, Álex de la Iglesia al anunciar su dimisión hace dos semanas por su desacuerdo con la Ley Sinde.

Ayer, sobre el escenario del coliseo madrileño, vestido para la ocasión con telas de plata -por el metal de las bodas que los Goya celebran- y dos atriles polimorfos, Paco Tous se metía en la piel del cineasta vasco para ensayar los planos del esperadísimo discurso.

No en vano, en letras más grandes que los demás carteles para la asignación de sitios, en las butacas 2 y 4 de la fila 9 lucían los nombres del anfitrión de la fiesta y de la ministra de Cultura, Ángeles González-Snde. Sólo Javier Bardem, que aterrizaba hoy en Madrid, competía con ellos en tamaño en la butaca 2 de la fila 1.

Dentro de su espectacularidad, el Teatro Real es, en realidad, pequeño: sólo 1.750 butacas en total -algunas de ellas con visibilidad nula- y una platea plagada de candidatos. Los académicos, de hecho, han sido filtrados mediante sorteo para atribuir las localidades restantes. A pesar de todo, la fiesta será, dicen, grandiosa.