"Para España, la unión ibérica era una metáfora hermosa, quizá falsa. Vivimos a una distancia inadmisible de Portugal; la trenza de este Mundial podría haber sido una ocasión para acercarnos. Reescribir nuestro tropiezo de 1982, esa gafada tradición que nuestros futbolistas lograron sacudirse en los últimos cuatro años, con triunfos incontestables".