Vitoria. El curso avanza y Artes y Oficios se renueva otra vez. Las exposiciones se dan el relevo casi sin tiempo para darse cuenta de unas son ya pasado y las nuevas miran al futuro. Esta vez, la escuela ocupa sus tres espacios con dos propuestas diferentes pero que caminan juntas desde hoy y hasta el próximo 10 de diciembre. Por un lado se encuentra José Vicente Cos, un artista invitado muy de la casa. Por otro, el colectivo Absolute Beginners, compuesto por alumnos del centro. Vídeo e instalación se dan la mano en el primer caso para afrontar una temática social, actual y cercana. La pintura y el retrato son los protagonistas en el segundo.

La mirada de los hombres es el título con el que Cos ya anuncia desde el principio cuál es el objeto de su nueva producción. El audiovisual, la madera, la escritura y la pintura se dan la mano para conformar un conjunto que trata sobre el género, pero, en esta ocasión, desde el punto de vista masculino.

Consciente de que la sociedad patriarcal ha sido y es la que se impone, con la intención de someter, en ocasiones con la violencia, a las mujeres, el artista y profesor de Artes y Oficios bucea en su propia condición masculina para dirigirse, ante todo, a los hombres.

"No es que quiera quitar responsabilidad a quien comete una agresión, pero también es cierto que cómo nos construimos y nos construyen a lo largo de nuestra vida tiene su importancia", dice Cos, que a través de las distintas piezas observa su propio interior pero también lanza preguntas al espacio público, al contexto en el que se fundamenta la condición de género y la relación con el otro.

Lo hace en una muestra que, además, no termina en sus piezas. Concluye en la encuesta que el autor tiene preparada para el público que se acerque a la escuela, un vehículo para que el espectador se exprese como quiera.

Junto a él, los otros dos espacios expositivos del centro gasteiztarra están tomados por Absolute Beginners. Unas 25 piezas de otros tantos estudiantes de pintura de Artes y Oficios componen una propuesta marcada por el retrato y por las líneas del pop.

Libertad a la hora de expresarse y juego con el color son las dos bases de una serie que empezó como un método de relajación tras un curso de aprendizaje y ha terminado convirtiéndose en Self pop-traits.

Partiendo de fotografías digitales tratadas con Photoshop, los cuadros han ido tomando vida propia y, en cada caso, diferente. "Siempre hay temor a enfrentarse al público, pero contamos con mucho apoyo", afirman algunos de los componentes de un colectivo que ahora se desnuda ante los ojos del espectador.