Vitoria. Por su unidad propia de poemario, por su verso alejandrino asonante, Zacarías Custodio cree que su último trabajo, El candil de la memoria (Editorial Celya) "es más para ser leído que para ser escuchado". Sin embargo, el VIII Premio León Felipe se presenta hoy en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa (20.00 horas) con la rapsodia de su amigo Txema Blasco y música de José Miguel Etayo, siguiendo lo que es ya una tradición en las puestas de largo del autor.
En la víspera del acto, Custodio presenta su trabajo en Elkar Megadenda. Viste el mismo negro riguroso que lucirá hoy "para que la muerte no tenga la última palabra". Precisamente la parca es uno de los elementos recurrentes en la poesía de Custodio. Lo es junto a la presencia inconsciente de su madre, junto a la conciencia del retorno imposible, junto al tiempo en sus más amplias perspectivas, sobre todo en relación al pasado.
Todo comenzó hace ahora un año, en las postrimerías de 2009. "Recordé algunos pasajes de mis discursos o conferencias, donde siempre me alimentaba el pasado, y haciendo un recorrido mental me propuse conjuntar estas ideas en un poemario". Claudio Rodríguez fue su compañero de viaje a través del folio en blanco y objeto también de homenaje en sus páginas.
Páginas que rompen con una tendencia de Custodio, la de trabajar con su editorial de siempre y no presentarse a concursos, donde acostumbra a observar ecos de "amiguismo". Una necesidad de saltar de editorial y la decepción que experimentaba al "ojear" algunos de estos trabajos galardonados le empujaron a este viraje.
Custodio es muy crítico con la realidad poética y, por extensión, con la coyuntura cultural, hasta el punto de que asegura que "si esto sigue así, Vitoria será el olvido de la literatura". En su opinión, "Vitoria tuvo mucho más saber y conocimiento hace dos siglos, mucha más riqueza lingüística, mucha más coherencia en el saber, y por supuesto mucha más poesía de la que tiene ahora".
Txema Blasco asegura que hoy tendrá que esmerarse para transmitir una poesía con "una densidad muy fuerte", una poesía que firma un autor "minucioso, exigente", que ya cuenta con dos obras inéditas que ha presentado a importantes premios del género y que "espero que -si antes no son tiradas a la papelera- más pronto que tarde tendrán algún merecimiento".
El candil de la memoria se enciende esta tarde en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, en una cita que mueve las primeras páginas de lo último de Zacarías Custodio ante el público vitoriano.